Llanes despide con el corazón roto a Javier Guitián: «La vida no es justa»
La Basílica de Santa María, desbordada de gente, da su último adiós al jugador de 27 años del San Jorge, que el pasado sábado sufrió un infarto mientras conducía
Dolor, incredulidad y una profunda conmoción. Esos eran los sentimientos que desbordaban este lunes la Basílica de Santa María de Llanes, en la que no cabía ni un alfiler, durante el multitudinario el funeral de Javier Guitián Rodríguez, el jugador de 27 años del San Jorge, que el pasado sábado sufrió un infarto mientras conducía, cuando regresaba de disputar un partido amistoso contra el Urraca.
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Pasadas cuarenta y ocho horas de este trágico incidente, todavía nadie en Llanes puede dar crédito de lo ocurrido. Las lágrimas, los abrazos y las condolencias a la familia de Javier fueron casi infinitas. Sus padres, Luis Guitián y María del Carmen Rodríguez, estaban absolutamente devastados, sin siquiera poder articular las palabras.
Amigos de la infancia, del colegio, su novia Ángela, y por supuesto, sus compañeros del San Jorge,... todos estaban absolutamente arrasados por la pérdida temprana del centrocampista asturiano.
«Estudié con él en el IES de Llanes, era un buen chaval, siempre sonriente y alegre. Es una pena que haya muerto tan joven, la vida no es justa, le quedaba mucho por vivir», contó a este periódico una de sus excompañeras de clase.
«La vida es muy frágil y a veces nos cuesta entender que estamos aquí de paso y que la vida eterna, está junto a Jesucristo, porque todo el que cree en él, vivirá eternamente», precisó el párroco de Llanes, quien ofició la misa, y expresó su deseo de «decirle a la familia algo que pueda aliviar este dolor tan grande, pero la verdad es que no hay consuelo. El consuelo sólo es Dios. Todos estamos muy impactados», aseguró. Finalmente pidió a la familia a «aceptar la voluntad de Dios, porque él tiene un propósito con nuestra vida, y sólo él sabe porque ha tenido que llevarse a nuestro amigo Javier tan pronto».
Familiares y amigos del joven lanzaron besos sobre el ataúd, en medio del llanto y la despedida. Tras el funeral, Javier Guitián recibió cristiana sepultura en el cementerio municipal de Camplengo.
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