«Tenemos que hacer de padres con los clientes»

Las nuevas medidas sanitarias del Principado que entraron en vigor ayer no se alejan de las que ya estaban en activo y en su mayoría son de carácter recomendativo. Tienen como novedad la limitación de las reuniones sociales a un máximo de 10 personas en lugares públicos. No obstante, estas medidas continúan siendo una incógnita para los ciudadanos, que han perdido la cuenta de las restricciones que son aprobadas.

«La gente no conoce la normativa y no pregunta, mueven las mesas y las sillas y tienes que salir a explicar que no pueden hacerlo. Tenemos que hacer de padres con ellos», explica Jose Ramón Casales, del bar Marqués 10. Comenta también que en numerosas ocasiones deben recordarles a los clientes que se pongan la mascarilla cuando entran al local: «Se lo dices y no se enfadan, pero se la ponen cuando ya están en la puerta». Una situación que se repite también en otros locales de Gijón, como el de Entreplazas, donde Óscar Cascón asegura que tienen que recordar a la clientela que se desinfecte las manos o no consuma en la barra. «Los clientes están desinhibidos, al estar de vacaciones se relajan más», comenta el camarero de este establecimiento gijonés.

A su vez, los hosteleros aprecian un aumento en las visitas de clientes internacionales en comparación con el año anterior. Por ello, estos trabajadores ven un obstáculo para su actividad en las limitaciones en el aforo de sus terrazas. «Nos llaman para hacer reservas de dieciocho personas y cuando les dices que tendrían que estar en mesas separadas se marchan», comenta Casales.

Ante esta realidad con la que lidian día a día, los hosteleros no entienden que el Principado ponga sobre la mesa nuevas medidas que apenas varían respecto a las anteriores y que, en su mayoría, son de carácter recomendativo, por lo que quedarían en manos de la voluntad individual de la ciudadanía. A su juicio, no atajan el verdadero problema de la incidencia de los casos, como son «las fiestas ilegales». Una opinión que también comparten los propios usuarios. Un ejemplo de ello es el caso de Sara Costales y Adriana Fernández, quienes explican que «en las casas hay más libertad, en los bares las mesas están separadas y mantienes una distancia con el resto de personas». Además, las amigas apuntan también que «el problema es la gente, que no está concienciada».

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