El fiscal pide al jurado unanimidad para declarar culpable a la acusada de la «carnicería» del crimen de Lugones
La mujer asestó 35 puñaladas por celos a su pareja mientras dormía y llamó a la «otra novia» de la víctima antes y después de hacerlo para regocijarse
el comercio/agencias
Jueves, 3 de diciembre 2020, 16:25
El crimen supuestamente perpetrado en Lugones por Ana María G.H., quien asestó 35 puñalados a su pareja mientras dormía, fue una «carnicería» y no debe salirle «gratis». Con estas palabras, el fiscal reclamaba hoy al jurado un veredicto unánime de culpabilidad por asesinato con las agravantes de alevosía y ensañamiento. «Es un sujeto peligroso», alertaba.
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El Ministerio Fiscal y la acusación particular en representación de los tres hermanos del fallecido han solicitado 25 años de cárcel y 10 años de libertad vigilada y la defensa ha mantenido la petición de libre absolución en la última sesión de la vista oral que se ha celebrado en la Audiencia Provincial centrada en el informe de conclusiones definitivas.
La Fiscalía ha insistido al jurado en la importancia de que haya un veredicto unánime de 9 votos a favor y ninguno en contra apreciando las agravantes de alevosía y ensañamiento y rechazando, también por unanimidad, las atenuantes y eximentes alegadas por la defensa de trastorno mental por la discapacidad intelectual de la acusada -del 69 por ciento- y la influencia de la ingesta de alcohol y drogas, circunstancias que descartan las acusaciones.
El fiscal ha incidido en que la acusada degolló a su novio movida por los celos patológicos que sentía de una mujer con la que la víctima mantenía una relación sentimental paralela y a la que había amenazado con que «o era para ella o para nadie». «Le ha cortado el cuello y lo ha cosido a navajazos» ha recordado el fiscal.
Una llamada de regocijo
Para él, se trata de «un caso de libro» por el 'modus operandi'. Ana María G.H. apuñaló a su novio «hasta que se cansó», limpió su cadáver y la sangre de la habitación y el pasillo, se cambió de ropa, echó todas las prendas ensangrentadas a la lavadora, lavó el cuchillo con el que le mató y no avisó a los servicios de emergencia hasta más de dos horas después, simulando que era un suicidio.
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Se trata, según sus palabras, de una persona «sin la más mínima benevolencia», carente de cualquier atisbo de empatía y que ejerció una violencia extrema y gratuita para asegurarse el resultado final de su muerte, sin provocarle después ningún sentimiento de perdón o remordimiento. Por ello, necesita resocializarse y cumplir la pena máxima que permite el código penal para evitar que vuelva a reincidir.
El fiscal ha pedido, además, que el asesinato no le salga gratis porque mantiene que fue planificado hasta el extremo de que llamó a la otra novia antes y después del crimen «con sangre fría y regocijándose de lo que había hecho».
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La defensa
La acusación particular ha sostenido que el hecho de que el cadáver estuviera en la cama, con los pies en el suelo, es un signo de que la víctima «sufrió porque intentó incorporarse» y le degolló de la forma «más violenta posible» al haber tenido la acusada que cambiar de posición para infligir las puñaladas de forma frontal y lateral e incluso agacharse, ya que sus rodillas presentaban erosiones.
Por su parte, la defensa ha alegado que la acusada sufrió un brote psicótico después de estar consumiendo drogas y alcohol con la víctima y ha indicado que lo que necesita es «ayuda, y no una prisión».
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Tras el informe de conclusiones, el tribunal del jurado se ha retirado a deliberar y se prevé que en las próximas horas puedan presentar el veredicto.
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