Grado da un impulso al casco histórico con la remodelación de dos calles adoquinadas
El proyecto, valorado en casi 260.000 euros, conllevará cortes de tráfico durante cuatro meses en Alonso de Grado y Eduardo Sierra
M. RIVERO
GRADO.
Lunes, 1 de agosto 2022, 00:35
El casco histórico de la villa moscona, uno de los orgullos de Grado, afrontará en los próximos meses un buen lavado de cara. El Ayuntamiento ya ha licitado la remodelación de varias de sus calles adoquinadas más emblemáticas, Alonso de Grado y Eduardo Sierra. Una compleja obra que obligará a retirar y numerar una a una las piedras de la calzada y supondrá cortes de tráfico por tramos durante los cuatro meses que está previsto que duren los trabajos.
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El proyecto, que cuenta con un presupuesto de casi 236.000 euros, se aprobó en la junta de gobierno local a principios del pasado mes de julio. Se trata de la segunda mejora que sufre la zona histórica de la localidad tras el arreglo el pasado invierno de la calle las Calles Nuevas.
LAS CALLES
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Calle Alonso de Grado Desde su inicio en la calle Cerro de la Muralla y hasta el final, pasando por el Palacio Miranda-Valdecarzana, el Ayuntamiento o el Palacio de la Marquesa de Fontela.
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Calle Eduardo Sierra Desde su entronque con Alonso de Grado hasta su intersección con la vía Julio César Estrada, donde se encuentran los Juzgados de la villa moscona.
En esta ocasión, los trabajos se centrarán en la calle Alonso de Grado desde Cerro de la Muralla, en la esquina norte del Palacio Miranda-Valcarzana (de época medieval y reformado en los siglos XVII y XVII) y hasta el final del empedrado, pasando por delante de la Casa Consistorial (siglo XIX). Continuarán a través la calle Eduardo Sierra hasta su intersección con la vía Julio César Estrada, donde se encuentra la sede judicial. En este tramo se encuentra el Palacio de la Marquesa de Fontela (siglo XVIII).
Ambas vías están realizadas en adoquín de piedra natural y presentan dos problemas principales. Por un lado, la superficie de la plataforma es, tal y como rezan los pliegos del contrato, «totalmente irregular» y presenta una forma combada. Además, parte del adoquinado se ha desprendido. El paso del tiempo ha deteriorado el firme, que cuenta con zonas hundidas por fallos en las capas inferiores del mismo.
Por otro lado, el mal drenaje provoca la acumulación de aguas en la superficie, lo que -además de presentar un problema para la circulación de coches y peatones- propicia aún más el deterioro de la ya de por sí maltrecha calzada.
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Para solucionar estos problemas, el proyecto técnico prevé retirar uno a uno los adoquines -«con sumo cuidado para evitar su deterioro»-, que serán numerados e identificados de manera previa para su posterior recolocación. Una vez limpio de piedras, se regularizará el firme y se eliminarán los bordillos, subiendo su cota hasta la acera para mejorar la accesibilidad de la zona. Con el fin de evitar que los vehículos puedan invadir las zonas peatonales, el proyecto contempla la colocación de bolardos.
Y para dar respuesta a las pequeñas inundaciones se instalarán imbornales (desagües) que facilitarán la evacuación de las aguas pluviales. Estos irán conectados a la red de saneamiento. Con todo listo, se devolverán a su sitio todos los adoquines retirados. Serán cuatro meses de cortes de tráfico -temporales y por tramos- que los moscones se toman con filosofía: «Es el precio a pagar por conservar guapo el centro». Algunos ya temen «las vueltas y desvíos con el coche» en una zona que consideran «complicada» de transitar. Pero una vez más, lo agradecen. «Cualquier día dejas una rueda o se mata alguien, que ya tropezó y cayó más de uno», resume Álvaro Junquera, satisfecho con la noticia de la renovación.
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