Acepta 6 años y dos meses de prisión por tres robos con intimidación en Lugones

Esposado y escoltado por dos Policías Nacionales. Así llegó este martes al Juzgado de lo Penal número 2 de Oviedo, J. A. C., el acusado de cometer tres delitos de robo con intimidación en Lugones, en menos de una semana. La vista oral, trasladada de manera eventual a la sede de la Audiencia Nacional, no llegó a celebrarse después de que su letrada alcanzase un acuerdo con el Ministerio Fiscal para modificar la pena inicial de seis años y nueve meses, que finalmente se redujo en siete meses después de que este considerase que su adicción a las drogas mermaba sus capacidades «cognitivas e intelectivas». Por hechos similares se enfrenta a otra causa, programada para finales de mes en Gijón.

El acusado reconoció ante la magistrada jefe haber cometido todos los delitos. El primero tuvo lugar el 17 de febrero en una farmacia de la calle Leopoldo Lugones. Allí, a eso de las ocho menos cuarto de la tarde y con la excusa de adquirir varias jeringuillas de insulina, se apoderó de varios billetes de cinco euros, mientras le colocaba un cuchillo de grandes dimensiones en el costado a una de las empleadas. Fue necesaria la comparecencia de su propietario, con iniciales E. G. S., para aclarar la responsabilidad civil del acusado. «De la caja faltaban 45 euros», le dijo al tribunal. Por este hecho, J. A. C. fue condenado a una pena de un año y nueve meses de prisión.

Tres días más tarde, a las diez menos cuarto de la noche, el acusado acudió a la estación de Renfe de la localidad, donde acorraló a una joven con una jeringuilla para sacarle el dinero. La mujer le entregó un billete de cinco euros, pero tuvo la ocasión de advertir a otro joven, de la situación, quien no dudó en llamar a la Policía. Esta acción le costó al acusado un año de prisión.

A la mañana siguiente, J. A. C. cometería su último delito en el concejo de Siero. Esta vez lo haría por la mañana, a las diez y media. A esa hora decidió entrar en uno de los quioscos del centro de la localidad, donde volvió a emplear un modus operandi similar al de la farmacia. En esta ocasión, arrinconó a una empleada en uno de los extremos del mostrador para poder acceder sin dificultad a la caja, de la que obtuvo un botín de algo más de quinientos euros. También se llevó un teléfono que el negocio empleaba para atender los pedidos, valorado en más de doscientos euros. Tras considerar probado el delito de robo e intimidación en establecimiento abierto al público, «con uso de instrumento peligroso», la jueza decidió condenarle a 3 años y seis meses de prisión.

No será la última vez que el acusado se siente en el banquillo en próximas fechas. La pena podría sumarse a otros cuatro años, que el ministerio público solicita para él por hechos similares en Gijón, y cuyo correspondiente juicio se celebrará este mismo mes.

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