«Se ha abierto un afluente que pasa por nuestra casa»

Eldar Behrens y Patricia Alonso se instalaron hace tres años y medio junto a su hijo en una casa de El Llerón, en Piloña, en la cual no saben ahora si podrán continuar. Este miércoles, por tercera vez desde que residen allí, tuvieron que ser evacuados por las inundaciones, en esta ocasión de tal magnitud que fue necesario el rescate con helicóptero. «No es de sentido común que cada vez que haya algo así tengan que venir a rescatarnos. Es de valorar que no podemos vivir aquí», asume la familia, quien ya había advertido en noviembre de 2019 del peligro a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. «El problema es que se ha abierto un afluente que pasa por nuestra casa y es lo que avisamos», explica, documentación en mano, Patricia Alonso. En ese escrito indicaban que el cauce del río Piloña se «ha modificado» y ante episodios de lluvia el agua corre en línea recta hacia su vivienda como si de un «afluente» se tratase. Consideran por ello que es necesario dragar los sedimentos del trazado original y «encauzarlo», tareas que ellos no pueden acometer. Hasta la fecha, lamentan, no han recibido respuesta.

Además de su casa, en esa finca tienen un proyecto «para hacer eventos» de tipo sociocultural, también en el aire. «Había muchos sueños aquí, queríamos traer vida al campo», cuenta la familia. Su deseo de emprender y vivir en el medio rural se ha topado sin embargo con un escollo «no asumible» en su propia casa, en la que ayer trataban de hacer recuento de los daños. «Hay muchas inversiones destrozadas, herramienta, cosas que habíamos construido, bambú que habíamos plantado...», enumeran. Mudarse tampoco es una opción, pues «no es fácil encontrar casa en el medio rural. Los precios están muy altos para la economía de los jóvenes».

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