«Tras los retos cumplidos, queda la transformación digital de la Universidad»

Y, así, sin tan siquiera haber tomado posesión del cargo, ya se reunía a los pocos días con el consejero del ramo, Borja Sánchez, para exponerle entonces las primeras prioridades de un equipo que nacía con nueve vicerrectorados y dos delegados de rector y menos directores de área. Veía necesario «un gobierno fuerte y estratégico porque la tarea es mucha». El nuevo equipo plasmó en un documento sus retos. Entre los primordiales, el plan estratégico o de futuro, del que emanan los de titulaciones, infraestructuras, investigación y la nueva estructura organizativa que ya entonces centró aquella primera reunión con el consejero.

Un año después todos ellos ya son una realidad. Detrás, afirma el rector, «hay un trabajo muy concienzudo y muy bien realizado» que sigue abierto a la participación de la comunidad universitaria, en la que el planteamiento ha causado un gran impacto. Cinco mudanzas de sedes –Minas a Mieres; Ciencias a Minas; Informática a Enfermería; Enfermería a Medicina y Medicina al HUCA, más la ampliación de Formación del Profesorado a Ciencias– para ganar espacio en Llamaquique y el grado de Deporte en Oviedo y Energías Renovables en Mieres –nuevos títulos con Criminología– son los motivos. Pero para crecer en oferta formativa e investigación y situar a la Universidad en el siglo XXI, dice, «hay que tomar decisiones valientes». A ellas se une un Plan Plurianual de Investigación, con diez contratos al año como mínimo para hacer tesis y una mayor oferta salarial para atraer investigadores de excelencia, así como una nueva estructura organizativa, que reduce en 93 microunidades de gestión para agilizar el funcionamiento de la institución.

Llegar hasta este punto no ha sido sencillo. Los comienzos no fueron fáciles. Con un presupuesto heredado que hubo que reajustar tras el rechazo del Consejo Social, el nuevo equipo se encontró con que la Fundación Universidad de Oviedo (FUO) no podía suscribir contratos de investigación con la empresa al no haberse prorrogado antes de su llegada la encomienda de gestión y carecer de cobertura legal. Se solucionó convirtiendo la FUO en medio propio y a sus miembros privados, en honoríficos. Y más adelante, que la UE reclamara casi un millón de euros de proyectos no ejecutados o no justificados debidamente.

El primer campus que pisó Villaverde como rector fue el de Mieres, donde esbozó las líneas para impulsarlo y que pasan, entre otras, por nuevos institutos de investigación (Inteligencia Artificial, Patrimonio Cultural y Materias Primas), además del de Biodiversidad, mientras que en Gijón la tramitación de la residencia sigue su curso. En este tiempo, ha impulsado los consejos de campus, con representantes de todos ellos y que serán escuchados en todo lo que atañe a la creación y supresión de centros y titulaciones; presentado el Plan de Igualdad, en el que los grupos de investigación liderados por mujeres recibirán incentivos, y notificado del Gobierno que la Universidad dispondrá de 7,8 en los próximos tres años para formar jóvenes doctores, fomentar la movilidad del profesorado empleado y atraer talento internacional.

Alianza con Harvard

Es parte del balance que el propio Villaverde hace en un año en el que ha negociado un contrato de financiación con el Principado de seis años, prorrogable por cuatro, por 1.500 millones de euros en función del cumplimiento de objetivos como la investigación, la transferencia de conocimiento y la internacionalización.

En este año marcado por la «intensidad» («ha sido como meterse en una centrifugadora») y aún por la pandemia, con compromisos para formar a más sanitarios y dos abandonos por motivos laborales y personales (los de las vicerrectoras de Extensión Universitaria y Relaciones con la Empresa), un gran hito ha sido la alianza con Harvard. Entre los retos pendientes, «la transformación digital». «Tenemos mucho más camino por recorrer ahí que el que creíamos en el inicio de la andadura», indica.