La vacunación ha evitado más de quinientos fallecidos en Asturias en mayores de 70 años
Los contagios han descendido más del 80% en ese grupo de edad desde el 27 de diciembre, cuando comenzó el proceso
La vacunación ha evitado más de medio millar de fallecimientos en Asturias a causa del coronavirus. La coincidencia de la nueva curva pandémica –tras las fechas navideñas– con la administración de las primeras dosis ha hecho que esta haya sido menos virulenta que la iprecedente. Según el último informe sobre la mortalidad en la región, la edad promedio de fallecimiento fue, hasta principios del presente años, de 83,5 años. Sin embargo, conforme han ido pasando los meses de crisis sanitaria, esta edad ha ido disminuyendo. Este es uno de los argumentos que utilizan las autoridades sanitarias para justificar que el primero de los criterios a vacunar fuese la edad, principal factor de riesgo frente a la covid-19. Cabe recordar que, según los últimos datos de mortalidad por el coronavirus, en Asturias fallecieron desde el inicio de la pandemia hasta el pasado día 27 un total de 2.387 personas.
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Las primeras consecuencias positivas ya se observaron en las residencias de mayores. Además de ese criterio etario, ellos fueron los primeros, junto con los profesionales sanitarios que lucharon contra la pandemia en primera línea, en recibir las primeras dosis. El porcentaje de letalidad de personas fallecidas frente al total de casos registrados en los geriátricos bajó desde el 34% de la primera ola hasta el 11% de la tercera. La Consejería ya reconocía hace una semana que desde el inicio de la vacunación se habían evitado más de 330 muertes debido al efecto de la misma. Y eso solo en residencias.
Si se amplía el foco, poniéndolo sobre la población mayor de 80 años, independientemente de si reside en un centro o un domicilio particular, los decesos entre la primera quincena de abril fueron un 71,15% inferiores a los de la segunda quincena de enero, cuando comenzaba a despuntar la tercera ola. La vacunación en ese periodo también dio un salto cuantitativo importante: de las 7.906 personas que habían recibido la primera dosis a 31 de enero –un 9,09% de los que se encuentran en esa franja de edad–, a los 80.828 que ya la habían recibido a 15 de abril, el 92,03%. Los inmuinizados hasta esta primera quincera eran el 63,76%, 55.595 ancianos.
Entre mayores de 70 años los datos, aún siendo relevantes, son menos significativos. La campaña de vacunación empezó más tarde en este colectivo y, por tanto, los efectos tardarán más tiempo en en verse. Por ejemplo, esa misma primera dosis, a 15 de abril, la tenían 53.445 mayores de 70 años. Supone el 48,92% del total de ese grupo. La cobertura completa se había realizado sobre el 28,14%. Y, a pesar de todo, los fallecimientos también ha mostrado una clara tendencia descendente, más del 70%. Siempre, tomando como referencia el inicio y el final de la misma ola, dado que una comparativa con los picos de la misma enturbiarían los porcentajes.
¿Por qué se ha evitado el fallecimiento de más de 500 personas con más de 70 años? La evolucíon está ahí: a 28 de abril se habían registrado 36 fallecidos. Se venía de los 64 de marzo y, principalmente, los 195 de febrero. Todos a causa de la covid. Pero es que si se sigue echando hacia atrás en el calendario, diciembre fueron 282, noviembre 532 y octubre 134. La diferencia, que se va haciendo mayor conforme avanza la campaña de vacunación, habla por sí misma. Si uno observa cómo habría sido una tercera ola con una incidencia similar, o incluso aunque fuese ligeramente inferior, a la segunda, el número de fallecido ya se habría disparado en 500 o más respecto a los que finalmente se han registrado desde que arrancase el presente año.
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En la última semana –del 23 al 30 de abril– hubo dos decesos de mayores de 80 años y tres de 70 a 79. Una traslación similar se puede hacer a los contagios por la covid. Solo 10 en el primer grupo; en el segundo superan el medio centenar. En cualquier caso, los positivos en mayores de 70 años han descendido en más de un 80% desde que se iniciase el proceso de vacunación. La consencuencia directa es que ahora Salud haga llamamiento a los más jóvenes. Ese porcentaje sobre el global de Asturias que antes representaban los mayores ahora se concentra en ese colectivo. De hecho, los propios equipos de rastreadores confirman que el 50% de los contactos estrechos que antes detectaban entre los anciones ahora se dan entre los menores de 30 años. Durante la primera quincena de enero se notificaron 252 contagios en personas de 80 años o más; 185 en los que tienen de 70 a 79 años. La segunda esos datos se dispararon hasta los 747 y 593. En ese momento, también coincidente con un aumento del ritmo de vacunación gracias a un aumento en la llegada de dosis y que se comenzó a poner el segundo pinchazo, comenzó la bruca caída hasta los datos actuales.
Con el proceso muy avanzado, y casi a punto de finalizar, en esos coletivos –mayores de 70 años–, la mirada ahora está puesto en el otro que preocupa, el de aquellos que tienen entre 60 y 69 años. Y en este caso no tanto por las muertes, que también, sino por los ingresos. Actualmente, la edad media de los hospitalizados en planta ha bajado hasta los 67 años y la de los que entran en unidades de críticos aún más: 62.
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Este colectivo es el que aún está en proceso de vacunación y cuya finalización, al menos con la primera dosis, todavía podría prolongarse durante el mes de mayo. La próxima semana se espera que los que tienen de 60 a 65 años ya lo hayan hecho y quedarían los de 66 a 69. Salvo cambios, se administrarán AstraZeneca en sentido ascedenten desde los 66 años y una de las restantes –Pfizer, Moderna o Janssen–, en sentido descendente desde los 69 años. Por ello, aquí la comparativa y cuánto ha supuesto la vacunación es menos significativo. Por ejemplo, en cuanto a los contagios la primera quincena de enero se registraron 279; en la primera de abril fueron 181. De todos los grupos etarios de años –desde los 60 en adelante– el de 60 a 69 es el que concentra un mayor número de casos desde el 1 de febrero. No sucede así con los fallecimientos. En este año de coronavirus este siempre ha sido más letal a más edad, de ahí esa referida media de edad que se sitúa en los 83,5 años. Incluso en los momentos de mayores tasas de mortalidad, desde los 70 años hacia abajo se iba haciendo menos signficativa. Por ello, a pesar de la vacunación, las muertes que se podrían evitar como consecuencia de la misma, son muchas menos. En la primera quincena de abril, solo hubo un deceso de asturianos que se encontrasen en este grupo de edad. En todo el mes de marzo fueron 12.
El informe MoMo sobre el exceso de mortalidad que elabora el Instituto Carlos III –que no solo incluye defunciones a causa de la covid–, empieza a estrechar las diferencias, aún a gran distancia. Por ejemplo, entre el 27 de enero y el 30 de enero, en los mayores de 74 años, la mortalidad fue un 56% de lo esperado. Según los cálculos de esta institución la estimación era de 122 fallecimientos y hubo 190. En los últimos días de abril, la esperadas eran 33 diarias y las observadas fueron ligeramente superiores, de 34 a 40 según las jornadas.
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El informe del Ministerio de Sanidad del pasado jueves y en el que se incluyen datos por comunidades autónomas sobre la cobertura de vacunación en mayores de 60 años, sitúa a Asturias entre las primeras posiciones. Con la doble pauta está el 30,2% de la población. Por encima solo están Melilla y Extremadura. Con una dosis ocupa la séptima posición.
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