Los vecinos de Cimavilla y Somió piden más controles nocturnos: «Se está desmadrando»
Seis coches de la Policía Nacional intervinieron en el barrio alto. En la parroquia, la Local puso multas por aparcar «pero no disolvió la movida»
E. GARCÍA
GIJÓN.
Lunes, 23 de agosto 2021, 01:15
No hay ocio nocturno, pero eso no impide que cada fin de semana los jóvenes tomen las calles buscando una diversión que suele acarrear daños colaterales. Bien lo saben los vecinos de Cimavilla y Somió, que sufren las consecuencias del barullo nocturno especialmente en torno a la una de la madrugada, la hora de cierre de la hostelería.
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Faltaba media hora para ese 'toque de queda' y en las calles y las mesas de las terrazas de Cimavilla no cabía un alma. La plaza de la Corrada, el Lavaderu y su entorno estaban a rebosar cuando seis patrullas de la Policía Nacional irrumpieron en el barrio alto a la velocidad máxima que permite el adoquinado de la calle Vicaría. Según un testigo, la causa de tamaña intervención policial parecía ser una trifulca.
No se enteró de lo ocurrido Sergio Álvarez, presidente de la asociación vecinal 'Gigia', pero tampoco le extrañó. «Todos notamos mucho jaleo y gente por la calle sobre todo a partir de la una. Cierran los bares y la gente queda aquí», asegura. También denuncia que «sigue habiendo botellón en el cerro de Santa Catalina, igual que lo había antes». Y defiende que «la presencia policial siempre es escasa». Es por ello que pidieron recuperar la figura de la policía de proximidad, «porque la tipología del barrio hace muy dificil detectar los problemas si no lo caminas. Hay muchos rincones donde puede haber problemáticas de botellones o concentración de gente».
No se esconden en Somió, donde el epicentro de la problemática está más que detectado: la avenida de Dionisio Cifuentes, que al tener varios locales de hostelería siempre fue lugar de marcha nocturna para todas las edades pero que en los últimos tiempos está 'tomada' por jóvenes «menores de edad» que hacen botellón. «Estábamos tranquilos porque pensábamos que se estaba atajando con controles conjuntos de la Policía Local y Nacional, pero últimamente se está desmadrando», señala Soledad Lafuente, presidenta de la asociación vecinal San Julián.
Durante la noche del sábado, «la gota que colmó el vaso fue que mientras se celebraba el famoso botellón de cada miércoles y fin de semana la Policía Local se dedicó a multar a los coches aparcados en los caminos próximos». Es decir, «no disolvían el botellón en la calle, que quedó como siempre llena de basura, pero multaron a los que estaban tranquilamente cenando en los restaurantes de la zona». «Llama la atención que multen por aparcar donde no estorba cuando hay otras personas que incumplen las normas de forma más incívica», opina. Ya contactó con el concejal de Seguridad Ciudadana para pedir más presencia policila disuasoria en la zona, ya que «después del botellón vuelven armando jaleo por los caminos, haciendo ruido y llamando a los timbres».
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