Luis Díez Tejón

Luis Díez Tejón

Y la guerra continúa

El eterno debate teórico sobre el concepto de guerra justa tiene aquí un argumento dolorosamente real

Luis Díez Tejón

La guerra que los rusos van a perder

Puede que el gigante gane en el campo militar, pero ya ha perdido en el del aprecio y el afecto de los demás

Luis Díez Tejón

A sangre y fuego

La invasión de Ucrania viene a ser el colofón de una trayectoria en la que si algo falta es cualquier escrúpulo

Luis Díez Tejón

Entre nosotros

Es la hora de los técnicos imaginativos y de los políticos valientes, que encuentren y den forma material a las soluciones

Luis Díez Tejón

Un triunfo de todos

Nadal encarna esa referencia heroica que toda sociedad necesita, en la que poder depositar el orgullo de pertenencia a la misma comunidad nacional

Luis Díez Tejón

Calma informativa

Vivimos entre realidades cambiantes, de importancia siempre relativa, y cuya trascendencia aún no podemos establecer. Lo hará el tiempo

Luis Díez Tejón

En torno a la política

Todos somos irremediablemente sus clientes, queramos o no. Su acción influye decisivamente en nuestras vidas y, cosa curiosa, no exige preparación específica para ejercerla

Luis Díez Tejón

El año que se va

El mundo es un lugar de riesgo, ya lo sabemos, pero hay años que se empeñan en recordárnoslo

Luis Díez Tejón

Feliz Navidad

A los refugiados que tiritan en el bosque helado ante la alambrada que no traspasarán o en la playa a la que nunca llegarán

Luis Díez Tejón

Don Justo

Ha muerto sin poder ver rematada su catedral, aunque ya con forma bien definida, con su estilo ecléctico mezcla del gótico y de lo que sea

Luis Díez Tejón

Hasta en la cocina

Que nos deje el ministro la humilde libertad de elegir lo que hemos de poner en nuestro plato

Luis Díez Tejón

El tiempo que nos importa

Luis Díez Tejón

Un grado y medio

Esto del calentamiento global se ha convertido en la nueva religión, que sirve hasta para dictarnos lo que hemos de comer o no

Luis Díez Tejón

Después de la tormenta

Ni salimos más fuertes, ni se repoblaron las zonas rurales, ni nos volvimos más eficientes por el teletrabajo. Solo más aliviados y con más aprecio por lo que teníamos

Luis Díez Tejón

Y ahora el volcán

La naturaleza no sabe de afectos; tratamos de tenernos por hijos suyos, pero ella obedece tan solo a sus propias leyes y no a las que se asientan en nuestro corazón