Baltasar saluda a los cientos de niños que esperaban ayer a los Reyes Magos en el Puerto Deportivo de Avilés.

Reyes de la ilusión

Miles de personas colapsan las calles de la comarca avilesina en las cabalgatas

José Fernando Galán

Martes, 6 de enero 2015, 00:14

La magia de los Reyes Magos hipnotizó ayer a los miles de niños que abarrotaron no solo las calles de Avilés, sino también las de Las Vegas y Piedras Blancas, donde igualmente hubo cabalgata, la pista del Aeropuerto de Asturias y el paseo de la ría avilesina. Los reyes aterrizaron en la terminal de Santiago del Monte a las cinco menos cuarto de la tarde, quince minutos antes de los previsto, en un vuelo procedente de Madrid, última escala en su largo y pesado viaje desde el lejano Oriente. Menos de dos horas después desembarcaban en el puerto deportivo de Avilés, con cierto retraso. Llegaron a bordo de una lancha centenaria, la 'San Esteban'.

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En ambos casos el recibimiento fue triunfal. Niños y padres se arremolinaron en torno a Melchor, Gaspar y Baltasar, que pronto se sacudieron su lógico cansancio -a fin de cuentas tienen más de dos mil años de edad- para atender las peticiones de los niños y fotografiarse con ellos. «No os preocupéis, traemos regalos para todos. ¿Habéis sido buenos?», pregunta que en todos los casos obtuvo idéntica respuesta, un largo 'sí'.

Los Magos, no obstante, tampoco podían peder el tiempo. Tenían que salir en cabalgata y hacerlo además de forma simultánea en distintos lugares, cuestión que resolvieron sin el menor contratiempo gracias a su conocido y exclusivo don, el de la ubicuidad, que les permite estar en varios sitios al mismo tiempo. Es parte de su magia, la milenaria magia del lejano Oriente, comprensible únicamente por los niños.

La cabalgata de Avilés fue espectacular, tanto por la comitiva en sí, de corte clásico con refinados toques de modernidad, como por el gentío que la siguió desde su salida, en el colegio de El Quirinal, hasta su meta, en la Plaza de España. Llegar a primera fila era tarea poco menos que imposible.

La abría el príncipe Aliatar, el emisario real en Asturias. Marchaba a lomos de un caballo escoltado por otros quince jinetes de corte imponente, ataviados con trajes de estilo árabe, suntuosos aunque quizá no demasiado apropiados para estas latitudes. Al menos el tiempo respetó. Frío hacía un poco, pero no cayó ni una gota de agua, por lo que la comitiva pudo tomárselo con calma, realizando paradas cada poco que permitían a sus más de doscientos componentes ejecutar sus números.

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Los reyes marchaban en carrozas, cada uno en la suya y con sus correspondientes cortejos. Melchor, con su barba blanca, iba rodeado de zancudos, malabaristas y escupefuegos, al son de la música del país que ejecutaba la banda de gaitas y tambores Urriellu.

El séquito de Gaspar consistía en bailarinas de la escuela de danza oriental Nadia, mientras que el ritmo de Baltasar, quizá el más vitoreado por el público, lo marcaba una danza de percusión al más puro estilo africano. Tras los reyes, los regalos, en carros de bueyes, en tartanas, a lomos de dos caballos con parihuelas...

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Hasta ahí lo clásico. La principal novedad de la Cabalgata 2015 consistía en juguetes animados, desde 'Dora la Exploradora' hasta 'Robocop', 'Batman', o 'Bob Esponja', entre otros personajes muy populares entre los niños y bien conocidos por sus padres, muchos casi tan ilusionados como sus vástagos y prácticamente todos con una cámara en la mano, deseos de inmortalizar la felicidad de sus hijos.

Inmediatamente después desfilaba un peculiar y llamativo grupo de juguetes animados, en este caso de corte clásico y con inequívoco acento extranjero. Eran saltimbanquis expresamente llegados desde París que hicieron las delicias de niños y mayores tanto por sus refinados trajes de época, muy del gusto francés, como por sus espectaculares saltos acrobáticos. Llevaban su propia fanfarria, muy animada, y fueron muy aplaudidos, casi tanto como los propios Magos de Oriente.

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  • Galería de imágenes y vídeo de las cabalgatas.

  • www.lavozdeaviles.es

La cola de la cabalgata iba motorizada. Había dos camiones clásicos, un sobrio y robusto Mercedes de 1948 y un llamativo Dodge de los años setenta, bien cargados de regalos para los niños buenos y de carbón -más bien poco- para los que no lo fueron tanto. Tampoco faltaron los bomberos, sin cuya colaboración los Reyes Magos lo tendrían aún más difícil a la hora de repartir casa por casa los regalos, el 'Mofletes', las ambulancias, que afortunadamente no tuvieron que intervenir, y por último, una brigada del servicio de limpieza, que tuvo que emplearse a fondo.

Una vez en la plaza de España los Reyes Magos se dirigieron al público. Ya lo habían hecho antes, en el Aeropuerto de Asturias, y el discurso no varió. «Venimos de tierras muy lejanas y estamos dispuestos a trabajar toda la noche para llevaros vuestros regalos. Pero necesito saber que habéis sido buenos, y os pido dos cosas. Que sigáis siendo buenos y que esta noche os acostéis muy pronto», dijo Melchor.

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Gaspar se mostró encantado de estar en Avilés, «una ciudad muy bonita», y se mostró un pelín exigente. «Os vigilamos todo el año, no vale ser buenos la última semanas», recordó. Baltasar también cogió el micrófono para dirigirse al entregado público con un fuerte acento extranjero. «No pidáis demasiado, tenemos que repartir los regalos entre todos los niños», dijo.

Los Reyes Magos todavía tuvieron tiempo de dirigirse al Hospital San Agustín a visitar a los pacientes internados en la planta de pediatría. Fueron los primeros en recibir los regalos antes de que Melchor, Gaspar y Baltasar desapareciesen como por arte de magia para entregarse a su intensa labor, una larga noche de trabajo que colmará la ilusión de los niños. Además, daba la impresión de que este año venían un poco más cargados que el anterior.

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En Castrillón la reina del Castillo de Gauzón y la locomotora 'Eleonore' se sumaron a la cabalgata, que recorrió, igualmente entre multitudes, las principales calles de Piedras Blancas, adonde Sus Majestades se desplazaron poco después de tomar tierra en el Aeropuerto de Asturias. Y en Corvera más de lo mismo, mucha gente tanto en Las Vegas, escenario de la primera cabalgata, como en Trasona, que también tuvo la suya.

Después llegó la calma. Los niños se retiraron a sus casas con la promesa de acostarse temprano y seguir siendo buenos para que el próximo años los Reyes Magos sean aún mas generosos, si es que pueden.

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