800 cruceristas británicos al sol de Avilés

Fue una visita breve y tempranera. Eran las ocho menos veinte de la mañana cuando el pasaje del 'Boudicca', procedente de Bilbao, comenzó a desembarcar en Avilés, unas 800 personas en su mayoría de nacionalidad británica y ya entradas en años dispuestas a disfrutar de la última escala de su crucero por el Cantábrico. Les recibió una ciudad a esas horas aún desierta que ayer amaneció bajo un cielo excepcionalmente limpio y bendecida por el sol, uno de los principales atractivos que ofrece España a los turistas que, como es el caso, no gozan en su país de exceso de horas de luz ni de temperaturas como las que ayer alcanzó Avilés, cercanas a los veinte grados.

A esas horas, poco más de la una de la tarde, la imagen que ofrecía la ciudad era ya muy diferente. Las calles comenzaban a animarse y no eran pocos los que acudieron al paseo de la ría y a la explanada del Niemeyer a ver al 'Boudicca', un elegante buque que por primera vez tocaba el puerto de Avilés. Con todo, su blanca silueta tampoco resultaba desconocida. De 205 metros de eslora, 26 de manga, 7 de calado y bandera de las Bahamas, es gemelo del 'Black Watch', que hizo escala en la ciudad en mayo de 2013. Ambos pertenecen a la naviera Fred Olsen.

Una vez en tierra los pasajeros, casi todos de corto y calzados con chanclas, fueron recibidos por personal de la Cámara de Comercio, que les ofreció información sobre los recursos turísticos que tenían a su alcance. El grueso se lanzó a descubrirlos quizá con ánimo de gastar sus últimos euros antes de emprender el viaje de vuelta a Dover, el mayor puerto británico del Canal de La Mancha, en el condado de Kent, famoso por sus blancos y pronunciados acantilados y también por ser el punto del Reino Unido más cercano a la Europa continental, a 34 kilómetros de Calais, Francia.

Unos iban por su cuenta, otros optaron por hacer visitas guiadas al casco histórico, con degustaciones organizadas de dulces y productos de la tierra, como longaniza, tortilla, quesos asturianos y, cómo no sidra, y los menos por subirse a sendos autobuses que pusieron rumbo a Luanco y a Gijón, respectivamente. Los que se desplazaron a la capital del vecino concejo aún tuvieron a la vuelta tiempo de darse una vuelta por Avilés mientras que aquellos que se decantaron por ir a Gijón regresaron poco antes de la hora del embarque.

El 'Boudicca' zarpó a las dos la tarde y como es tradición, el capitán ordenó tocar la sirena para agradecer la presencia de los muchos curiosos que acudieron al paseo de la ría y al canal de entrada con el fin de admirar el barco y despedir a pasajeros y tripulación, que saludaba desde cubierta.

Fue el primero de los cinco cruceros que han confirmado que incluirán Avilés en su periplo a lo largo del presente año. El siguiente será el 'Sea Cloud II', el 26 de mayo, un barco que resulta bien conocido para aquellos que gustan de darse un paseo por la ría y observar el paisaje náutico.

Es un velero de tres palos de 117 metros de eslora, 16 de manga y 6 de calado construido en los astilleros Gondán de Figueras y rematado en Avilés, en Mefasa. Se botó en 2001, y tiene la categoría de crucero de lujo. Embarca a menos de cien privilegiados y supuestamente adinerados pasajeros por travesía, casi tantos como tripulantes, 65. La singladura, organizada por una organización cristiana de Estados Unidos, comenzará el 20 de mayo en Lisboa y concluirá el 29 del mismo mes en San Sebastián, con escalas en Vigo y Oporto. El programa se refiere al Niemeyer como «uno de los tres grandes iconos de la arquitectura española del siglo XXI».

Completan la relación el ya referido 'Black Watch', con dos escalas, el 22 de junio y el 19 de octubre, y el 'Braemar', el barco que abrió la aún corta relación de barcos cruceros que visitan Avilés. Se le espera el 9 de julio.