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Un grupo de bomberos descansa y se hidrata poco después de salir del interior del garaje.

Tres coches y dos motos calcinadas en un incendio en un garaje de Puerta de la Villa

El fuego se declaró a las nueve y media de la mañana en una cochera cerrada y los bomberos necesitaron once horas para sofocarlo y ventilar

J. F. GALÁN

Lunes, 13 de abril 2015, 00:30

Tres coches y dos motos completamente calcinados es el primer balance de un incendio desatado ayer en un garaje de la calle Rey Silo, en Puerta de la Villa, que mantuvo en jaque a los bomberos y también a los vecinos durante once horas. No hubo que lamentar daños personales ni tampoco desalojar el edificio, aunque los materiales son cuantiosos, a la espera de determinar los provocados por la densa humareda y las elevadas temperaturas en otros vehículos y quizá también a nivel estructural, al margen de los que se hayan ocasionado en otros bienes y sistemas, como el eléctrico.

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El fuego se inició por causas desconocidas en una plaza cerrada, con portón propio, de la cochera, de más de una planta y situada bajo el inmueble que se levanta en el número 5 de la referida vía, de nueve alturas. La alarma saltó a las nueve y media de la mañana y la negra humareda congregó rápidamente a numerosos vecinos de la zona y a propietarios de los vehículos estacionados en el garaje, alarmados ante la posibilidad de que sus coches resultasen afectados y sobre todo, de que hubiese víctimas, extremo que pronto quedó descartado. Ante la magnitud del incendio y la cantidad de curiosos, la Policía Local acordonó la zona.

Las dificultades propias de un fuego subterráneo, principalmente la concentración de humo y el calor, obligaron a los bomberos a emplearse a fondo y con especial cautela. Intervinieron hasta once efectivos de los parques de Avilés, La Morgal y Pravia, ocho vehículos en total.

Los bomberos tuvieron que utilizar equipos autónomos de respiración y cámaras térmicas para localizar las llamas y distintas líneas de agua y espuma para sofocarlas. También procedieron a apuntalar el garaje, ante la posibilidad de que el calor afectase a los cimientos. Una vez alcanzado el objetivo principal, apagar el fuego, quedaba la ardua tarea de evitar cualquier conato y de airear y refrigerar el garaje, lo que requirió instalar un sistema de ventilación.

Los trabajos se prolongaron hasta más allá de las ocho de la tarde.

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