«La ría es un puerto natural que genera una historia urbana»

Hay que retroceder mil año en el tiempo para llegar a los orígenes del puerto de Avilés. En verdad más, por lo menos hasta el siglo VIII, los tiempos del Castillo de Gauzón, más atrás aún, hasta la época de los romanos, cuando ya había un asentamiento humano en el entorno de la ría. Pero hay un fecha concreta, 1085. En ese año el rey Alfonso VI otorgó a la villa un fuero que le concedía una serie de beneficios fiscales al tráfico marítimo de mercancías y personas. El monopolio de la sal convirtió a la ciudad en el puerto de Asturias y de León, condición que mantendría durante los siglos venideros.

1085 fue el punto de inicio de la ponencia impartida ayer por Santiago Rodríguez Vega, presidente de la Autoridad Portuaria, en el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS. El marco fue el habitual, el Centro de Servicios Universitarios, una vez más con el patrocinio de Cafés Toscaf, la coordinación de Armando Arias y, también con suele ser norma, con la sala a plena capacidad.

«Como no soy historiador, más que del pasado vengo a hablar de futuro», anunció Rodríguez Vega. Ya lo advertía el título. 'Puerto de Avilés: una historia con futuro'. Fue la charla inaugural de un ciclo conmemorativo del centenario de la fundación del Puerto. La fecha exacta de la efeméride es el día 26 de abril, día en que se cumplen 100 años de la creación, en 1915, de la Junta de Obras y Servicios del Puerto y Ría de Avilés, embrión de la actual Autoridad Portuaria de Avilés. Su cometido era ocuparse de explotar la actividad exportadora e importadora de la que hasta entonces y desde 1893 se encargaba el Sindicato Minero del Puerto de Avilés. «Fue un punto de inflexión, el inicio de un giro de 180 grados en la dinámica del puerto y de lo que le rodea, especialmente de Avilés. Pero el puerto también se asienta en Castrillón y en Gozón», recordó Rodríguez Vega.

«La historia de Avilés y del puerto marchan de la mano. Ambos comparten un espacio común, la ría, un puerto natural que generó una historia urbana, nexo de unión de una historia milenaria». El presidente de la Autoridad Portuaria navegó a toda máquina por el tiempo. Llegó al siglo XVIII, «cuando se inició el declive portuario», saltó a mediados del XX, «cuando la actividad siderúrgica detonó el resurgimiento del puerto», y se detuvo por un tiempo en el presente, entendiendo el término no solo como el día de hoy.

«La estrategia comercial y económica del puerto y la estrategia urbana de Avilés corren en paralelo. Se han generado nuevos espacios y se ha avanzado mucho en el terreno medio ambiental, aunque -admitió- todavía queda mucho por hacer».

Futuro

Fue entonces cuando Rodríguez Vega lanzó definitivamente la vista hacia el futuro. «Somos y seguiremos siendo un puerto fundamentalmente vinculado a la industria asturiana, al servicio de empresas como Fertiberia, Química del Nalón, Arcelor o Asturiana de Zinc. Vamos a seguir atendiéndolas con eficacia y eficiencia y a tratar de seguir siendo un puerto competitivo y rentable, como ahora. Si hubiera pérdidas, seríamos un estorbo», subrayó.

Como requisito imprescindible insistió en la «necesidad de seguir mejorando a corto plazo desde el punto de vista del medio ambiente» y de seguir caminando por la misma vía. «Hay que plantearse la actividad en base a nuestra posición. Mercancía general poca, la vinculada al zinc. Lo de los contenedores sería difícil. Para esto ya tenemos Gijón, con una capacidad instalada y ni mucho menos agotada». Fue entonces cuando La Zalia salió a relucir. «Si Asturias es capaz de desarrollar una capacidad logística» habrá que aprovecharlo para presentar un buen servicio», señaló.

La posición de Avilés como puerto también está determinada por la realidad física, buques que difícilmente podrán superar los 240 metros de eslora y, en un futuro ya próximo, 14 de calado, «barcos eficientes que den servicio a nuestros clientes», resumió Rodríguez Vega.