«Deme uno que acabe en 13», la frase más oída en las administraciones
Las colas ante las ventanillas se suceden en unas fechas en las que todo el mundo sueña con llevarse el Gordo de Navidad
SERGIO GARCÍA
Domingo, 13 de diciembre 2015, 01:17
La Navidad está directamente unida en España a la ilusión que se crea en el sorteo extraordinario del día 22. Un sorteo repleto de millones al que juegan tanto los habituales como aquellos que normalmente no prueban suerte en este juego.
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Una premisa en la que coinciden los vendedores de lotería de Avilés. Ana Panizo, de la administración número 1 situada en la plaza de España, asegura que «la lotería de Navidad es la que mejor se vende porque casi todo el mundo quiere jugar por si acaso, es algo que está interiorizado en la gente, muchos durante el año no apuestan, pero llega diciembre y hay que probar suerte».
Una lotería que empezó a venderse en verano, pero que hasta «los últimos meses, cuando se echan encima las navidades y aparece el anuncio en la televisión, no empieza a acelerar». Así lo explican José Manuel González y María Eugenia Casares, de la administración número seis situada en la plaza de Maspalomas.
Lo cierto es que no a todas las administraciones les va igual de bien, muchas dependen de la situación y de la fama. Aquellas que como se suele decir, son 'de toda la vida', son las más buscadas por un público al que no le importa hacer cola. Ese es el motivo por el que algunas si han sufrido la crisis y otras continúan vendiendo décimos al ritmo de los mejores tiempos.
Es una época de supersticiones, «la gente busca terminaciones en 15, por la niña bonita y porque estamos en 2015, también el 22 los dos patitos, esas cosas gustan. Pero lo que más se pide es el acabado en 13, es dificilísimo encontrar un décimo acabado en 13», explica Raúl Vázquez, de la administración número 10 situada en la calle Jovellanos.
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En todas las administraciones coinciden que la terminación en 13, es la más buscada, los avilesinos tientan a la diosa fortuna y apuestan por el número de la mala suerte. «También hay muchas personas que buscan el año de su nacimiento, los mil novecientos y algo también se suelen acabar; pero otras fechas como cumpleaños de hijos, nietos o aniversarios son muy reclamadas», añade González. «También está el que llega y me dice dame el que va a tocar, como si yo fuera adivino», bromea.
Desde hace un par de años las administraciones cuentan con una máquina en la que se puede pedir el décimo a la carta y si está disponible jugar ese número. El problema es «que los números que pide la gente no suelen estar nunca, es muy difícil que pidan uno disponible», explican los vendedores.
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Pero no todo es buscar un número, también hay quien pide un décimo y responde con un «que número más feo, es muy bajo o es muy alto». Lo cierto es que todos los números tienen las mismas opciones de salir, «no hay números guapos ni feos, sólo unas bolas metidas en el mismo bombo, mucha gente sabe eso y llega y te dice dame un décimo, el que sea», explican en las administraciones.
Otro de los cambios que notan los loteros con el paso del tiempo es que «cada vez se juegan menos participaciones, ahora la gente va a por el décimo, prefieren jugar menos números, pero que si toca les caiga una buena cantidad de dinero», asegura Panizo.
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No se puede hablar de Lotería de Navidad sin mencionar el anuncio. Lejos queda ya 'el calvo de la lotería' que visitaba año a año las televisiones de los españoles. Desde entonces este sorteo se ha anunciado de diferentes formas, pasando por la fábrica de sueños, el quinteto musical liderado por Montserrat Caballé y Raphael, y el bar de Antonio. Este año llegó Justino, en versión dibujos animados.
Un anuncio que gusta en las administraciones, «es igual que el del año pasado, muy emotivo, Justino es un personaje entrañable. Además, que sea en dibujos animados también gusta más a los niños, que aunque no compren son los que más televisión ven», destaca José Manuel González.
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La lotería de Navidad, que más que un sorteo es una tradición que paraliza la mañana del 22 de diciembre. Unos números que están todos en el bombo y por lo que, cómo dice Panizo, «por mucho que lo intentes, la suerte no se puede buscar, te encuentra ella cuando menos te lo esperas».
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