El albergue de transeúntes de Avilés amplía su servicio de día con nuevas salas en la planta baja
El espacio reformado, en el que solo falta el mobiliario, acogerá programas de ayuda a los usuarios para reiniciar su vida, además de darles techo y comida
F. DEL BUSTO / C. R.
AVILÉS.
Lunes, 7 de mayo 2018, 02:02
Luz, huellas de arquitectura industrial, espacios diáfanos... La ampliación del Centro Municipal de Atención a las Personas Sin Hogar, conocido popularmente como albergue de transeúntes, sorprende por el cuidado y esmero con el que se ha planificado. «Es la marca de la casa», señala la concejala Yolanda Alonso, concejala de Bienestar Social, que guía a LA VOZ DE AVILÉS a una visita por las instalaciones que se encuentran en la fase final de la remodelación. La acompañan Germán Blanco, arquitecto municipal, y Sandra Rubio, jefa de los Servicios Sociales Municipales.
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El albergue ha ampliado sus instalaciones en la calle de La Estación con la incorporación de la planta baja del edificio, de la que hasta ahora solo se utilizaba una parte, como ampliación del centro de día. Las obras, con una inversión de 50.000 euros, suponen algunos cambios que harán el albergue «más funcional», como el traslado a esta planta baja de la recepción, la mejora de la zona de lavandería y la instalación de taquillas para que los usuarios pueden dejar sus objetos personales, según explica Yolanda Alonso.
«Ha sido una intervención sencilla. Queríamos mantener el aire industrial del edificio», añade Germán Blanco, autor del proyecto. Su antigua actividad económica se recuerda con las vigas metálicas que sobresalen en el techo. «En la medida de lo posible, hemos conservado todos los elementos originales, como las escaleras de acceso a la primera planta», comenta el arquitecto. La obra civil se encuentra prácticamente terminada a falta de ajustes y correcciones. Tan sólo falta superar los trámites con la Consejería de Industria del Principado para la conexión a la red eléctrica y los concursos para adquirir el mobiliario. «Es complicado dar plazos, porque hay trámites que no dependen del Ayuntamiento. Nuestra intención es lograr utilizar este espacio lo antes posible», asegura Alonso.
Su ubicación en la planta baja del Centro Municipal de Atención a Personas Sin Hogar ha orientado todo el trabajo arquitectónico a una mejora del servicio. Así, por ejemplo, se ha asegurado que el ascensor llegue al centro de día, incluso poder acceder desde dentro del albergue, sin necesidad de salir a la calle. «En un día de frío, cuando una persona no tiene donde ir, es mejor que llegue directamente al centro de día desde el albergue, sin tener que mojarse», explica Sandra Rubio.
Aquellas personas que utilicen por primera vez el centro de día serán entrevistadas por las trabajadoras sociales. Para facilitar la intimidad necesaria, se ha construido un gran cubo, pintado de color rojo, que también genera un pasillo de acceso y crea una cierta intimidad en el interior. Al tiempo, existe suficiente luz para dotar a todo el local de calidez y humanidad.
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Justo detrás del pasillo, se encuentra una primera sala en la que se instalarán las taquillas donde dejar las pertenencias. También se encuentran los baños y las lavadoras. Es un espacio diáfano desde el que se ve la primera planta.
Según se llega a la planta superior, una parte del pasillo forma una 'ele' hacia la calle. El ventanal que da a La Estación es la joya de la corona. También hay despachos amplios, que se destinarán a talleres o intervenciones personales. Habrá igualmente sitio para instalar juegos de mesa o, sencillamente, pasar el tiempo, charlar o sentarse a leer.
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El centro de día lo utilizan unas 65 personas externas al mes, gente que no duerme en el albergue, pero que se pasa por allí durante el día para estar un rato acompañado, ver la televisión, leer la prensa o participar en alguno de los talleres que se organizan, además de la mayoría de los cerca de seiscientos internos anuales. No son usos diarios, pero aún así generan un volumen importante que con la ampliación se atenderá mejor. Los trabajadores del albergue valoran un «cambio real e importante» que repercutirá muy positivamente «en la cobertura de las necesidades de los usuarios y en la manera de trabajar en el mismo albergue».
Al actual centro de día se dedican tres salas polivalentes en la primera planta. Una se destina exclusivamente a la formación y las otras dos, abiertas todo el día, están provistas con televisión, un DVD y una videoteca, juegos de mesa, puzzles, prensa diaria y biblioteca. Con el añadido que está previsto incorporar este mismo año se ganará en comodidad. Solo las personas externas generan 3.849 usos al año, siendo los meses de noviembre y diciembre en los que más afluencia se registra. Enero y febrero, también meses fríos, son los que menos demanda tienen.
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Oferta variada
En la sala de estar se puede tomar un café y un pincho y está provista con televisión y prensa, lo que más solicitan los usuarios del centro de día. Respecto a la participación activa, lo más solicitado son los juegos o los talleres lúdicos. En primer lugar, con 263 participaciones, están los juegos de mesa, tras los que se sitúan los torneos de dardos o de tenis de mesa y la formación en salud. Aparte, también se organizan talleres de teatro, artesanía y cuero, camisetas, manualidades, un videoforo, un taller de deporte y salidas o excursiones, entre otros.
Según refleja la memoria del albergue de transeúntes publicada a finales del año pasado por este periódico, sigue habiendo residentes en el municipio que utilizan alguno de los servicios del centro como el comedor, la lavandería o el referido dentro de día. De hecho, crece el número de personas que lo utilizan como referencia y como espacio habitual para pasar una vez al día sin más pretensiones que darse una vuelta. Los educadores sociales del albergue tratan de incentivar la participación en actividades tanto dentro como fuera del centro y de promover gestiones que «posibiliten, en la medida de lo posible, un cambio en la situación personal».
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El edificio cuenta con cuatro plantas, con la entrada, el archivo y el ropero, en la planta baja; cinco habitaciones y el centro de día, en la primera; duchas, lavandería, cocina y comedor, en la segunda; y habitaciones, baños y duchas, en la tercera; y el almacén y el cuarto de calderas, en la cuarta. El albergue es un servicio municipal gestionado por Cáritas.
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