La izquierda soslaya su crisis para aprobar las ordenanzas fiscales y enfocar al presupuesto
PSOE y Cambia Avilés cierran filas en un debate donde IU sacó pecho de sus aportaciones como la tasa turística o el estudio del IBI diferenciado
La crisis en el seno del gobierno municipal vivió ayer un paréntesis para que el gobierno municipal aprobase su propuesta fiscal para el próximo ... año sin el más mínimo reproche entre PSOE y los dos partidos de Cambia Avilés, más allá de toreos de salón para los integrantes del pacto de gobierno como la intervención de Agustín Medina, de IU, en la que sólo defendió las propuestas impulsadas desde la coalición. Ahora toca mirar al presupuesto de 2025.
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Las ausencias justificadas de dos ediles del PP (Encarna Quesada y Carlos Fernández) y de la portavoz de Vox (Arancha Martínez Riola) reforzaron la mayoría absoluta de la izquierda municipal en un debate de tono suave y sin las tensiones que se han vivido en otras ocasiones en el salón de plenos.
Después de que la concejala de Hacienda, Raquel Ruiz, presentase la propuesta fiscal, subrayando que ayudaría a ejecutar las políticas municipales y mantener el equilibrio en la cuentas públicas, llegó el turno de la oposición. No era ninguna sorpresa que ambos partidos iban a rechazar los impuestos. Sólo quedaba conocer los argumentos.
Así, Leticia Marinero, concejala de Vox, reprochó al PSOE ser «cautivos de la extrema izquierda» y hacer una propuesta fiscal que «esquilmaba a las familias y empresas avilesinas». También alertó sobre el riesgo de que la tasa turística provocase una marcha de los turistas y rechazó que el futuro IBI diferenciado fuese a cambiar el mercado de la vivienda.
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Esther Llamazares, portavoz del PP, inició su intervención reprochando al gobierno su nulo diálogo con la oposición. «Otros años, al menos, nos llamaban antes aunque tuviesen todo decidido; el pacto de gobierno no les exime de alcanzar acuerdos con el resto de partidos», antes de centrarse en el rechazo de los cambios planteados.
Llamazares planteó la supresión de las fundaciones de Cultura y Deportes y su integración en la estructura municipal. «No vemos ninguna ventaja en el actual sistema», aseguró. Sobre la nueva tasa por las bodas, reclamó que el gobierno devolviese toda en el caso de anulación y expresó sus dudas sobre la futura tasa turística, reprochando al gobierno que «gastase dinero a manos llenas para atraer turistas y luego querer cobrarles».
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La edil también dudó de que el IBI diferenciado que va a estudiar el gobierno tuviese ejemplos en el mercado de la vivienda y, en todo caso, defendió «dar incentivos al mercado de alquiler y no penalizar a los propietarios».
También rechazó la subida de la tasa de recogida de basuras, apelando a su «progresividad» y no a que todos los ciudadanos paguen lo mismo, con independencia de los residuos que generen.
Llamazares subrayó que la ciudad vivía el problema de que «bajan los ingresos, mantenemos una infraestructura de gran ciudad, pero cada vez somos menos los ciudadanos a mantenerla».
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Por su parte, la concejala de Hacienda, Raquel Ruiz, insistió en su respuesta que la propuesta de subida fiscal era «moderada» y que aseguraba mantener los servicios públicos de calidad. En casos concretos, como el aumento de la tarifa de recogida de basuras recordó a Esther Llamazares que «es el resultado de la trasposición de una directiva europea que contó con el voto favorable del Partido Popular». También rechazo que la futura tasa turística frenase la llegada de visitantes a la ciudad.
Por su parte, Agustín Medina defendió la necesidad de una tasa turística para el mantenimiento de los servicios públicos sobrecargados por la actividad turística, recordando que el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, se había expresado a favor de ellos. Además, argumentó que el futuro IBI diferenciado es una de las vías «para solucionar el grave problema de la vivienda».
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