«Queremos tratar de volver a la esencia de un festival normal»

-Es el segundo año consecutivo que el festival se traslada a las plataformas digitales, ¿significa que la pasada edición dio buenos resultados?

-Sin duda fue una experiencia muy buena e incluso un tanto apabullante porque alcanzamos los 12.000 espectadores, algo con los que no contábamos. Pero este año hemos querido apostar por un formato semipresencial, tratar de volver a la esencia de un festival normal y recuperar la sala de cine como un espacio de encuentro y una forma de conectar.

-¿Cómo es eso del formato semipresencial?

-Las ocho películas que forman parte de la sección oficial de largometrajes tendrán un visionado en sala aquí en el Niemeyer, pero también se podrán ver en Filmin. Sin embargo, solo las podrán disfrutar quinientas personas en un plazo de 48 horas, así tratamos de que la experiencia se asemeje a la compra de una entrada para una sala de cine tradicional.

-Entre los largometrajes no hay ninguno español, ¿cómo ha sido la selección?

-La selección la hizo Fran Gayo, que es el responsable de contenidos de cine en el Centro Niemeyer. Fue un proceso de gestión complejo porque este año las grandes plataformas han comprado muchos derechos audiovisuales y la capacidad que tenemos los festivales es más limitada. Pero sí, quisimos darle una visión internacional que compensamos con la sección de cortometrajes. En definitiva el cine LGTBI está creciendo en muchos países de habla hispana.

-¿Los cortos también se podrán ver en Filmin?

-En este caso se verán en la plataforma Festhome y llegarán a diecinueve países de habla hispana. Aquí solo habrá sesiones presenciales en sala porque muchos de los cortos ya han tenido un recorrido en otros festivales, incluso algunos han recibido premios, y consideramos que no aportaba demasiado tenerlos en una plataforma online por tiempo limitado.

-¿La experiencia con formatos online será aplicable a otros proyectos del Niemeyer?

-Desde luego es algo en lo que estamos trabajando y con lo que queremos experimentar. Es complicado encontrar el formato adecuado, pero nos planteamos actividades presenciales en las que también se pueda entrar desde fuera de manera online. Este formato híbrido que ponemos a prueba en el Festival de Cine LGTBI parece que pude tener más futuro porque nos permite adaptarnos a los cambios de consumo audiovisual sin abandonar el formato tradicional de sala.

-Inauguran en apenas el festival en apenas tres días, pero lo hacen con una obra de teatro.

-Sí, en ediciones anteriores ya lo habíamos hecho, pero intercalándolo en el programa. Esta vez hemos querido abrir con la obra 'Puños de harina', que además es una propuestas de la Fundación Secretariado Gitano por su temática.

-¿Cómo va la venta de entradas para todo el festival?

-Volvemos a los cambios que ha experimentado el consumo cultura. La gente ahora dilata mucho más la compra de entradas, se espera hasta el último día y eso hace que sea difícil hacer predicciones. Pero estamos contentos y creemos que este año también va a funcionar.