Alberto Velasco, el presidente de la Asociación de Vecinos de Valliniello, en la sede de la asociación con una vista de Avilés. JUAN CARLOS ROMÁN

Alberto Velasco Presidente de la Asociación de Vecinos de Valliniello

«El PEPA es un muro arquitectónico que separa Valliniello de Avilés»

«A día de hoy creo que hay un sentimiento generalizado en todo el pueblo de abandono por parte del Ayuntamiento de Avilés»

Domingo, 12 de octubre 2025, 02:00

Este año 2025 se cumplen cien años desde que Valliniello se separó de Gozón y pasó a formar parte del concejo de Avilés. Hace un ... siglo fueron los propios vecinos los que votaron la decisión, pero si hoy se les diese a elegir quizás tendrían más dudas al respecto. El sentimiento generalizado es de «abandono» por parte del Ayuntamiento de Avilés. El presidente de la Asociación de Vecinos, Alberto Velasco, explica cuales son los principales problemas y habla de los actos con los que se celebrará el aniversario.

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–Enhorabuena por el programa de actividades, ¿cómo surgió la idea de hacer una celebración del centenario de adhesión entre Valliniello y Avilés?

–La idea realmente surgió de un grupo de vecinos del pueblo que quería centenar el centenario y se pusieron en contacto con la asociación para que les echásemos una mano, sobre todo en las gestiones con el Ayuntamiento de Avilés para ver si era viable el proyecto. La intención desde el principio era rememorar aquel acto que se hizo hace cien años y añadir una ponencia del historiador Román Álvarez para dar a conocer la historia de Valliniello y el cambio de concejo.

–¿Cree que se conoce bien la historia de Valliniello y que hace un siglo no pertenecía a Avilés?

–Yo creo que los que son de aquí de toda la vida conocen la historia. Al final fueron sus ancestros los que votaron el cambio de concejo. Otra cosa es que a día de hoy estén de acuerdo con ese cambio porque creo que hay un sentimiento generalizado en todo el pueblo de abandono por parte del Ayuntamiento de Avilés.

–¿En qué sentido se sienten abandonados?

–Se traduce en que las inversiones siempre van a otros barrios y las pequeñas inversiones que se hacen aquí solo llegan hasta la rotonda de la palmera. En buen ejemplo es el cierre en su día del centro de FP de Valliniello. Decidieron trasladarlo al centro de Avilés. Entonces ya se empezó a abandonar la zona. Al poco se gastó mucho dinero para traer la Escuela de Arte y también se la acabaron llevando. Desde entonces sí que se han hecho algunas inversiones de accesibilidad hacia esa escuela, pero hasta ahí. No hay más inversiones que nos beneficien a los vecinos y que en definitiva nos acerquen al núcleo urbano de Avilés o simplemente al supermercado de Llaranes, que es el que más cerca tenemos.

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–Menciona el antiguo centro de FP que ha sido objeto de vandalismo todos estos años. Entiendo que es uno de los puntos negros de Valliniello.

–Desde luego que lo es, pero no es el único. Cuando abandonas un edificio como este, pues lleva a eso. Por un lado está la educación de la gente que no respeta lo que es público, pero el abandono institucional también está ahí. A estas alturas ya hay muy poco que se pueda aprovechar, porque se saqueó entero.

–¿Qué otras quejas o necesidades urgentes tienen en Valliniello?

–Tenemos muchos problemas de alumbrado, zonas oscuras en caminos estrechos por los que pasan vehículos y peatones sin arcenes. Cruzar un bosque por la tarde a oscuras no genera ninguna seguridad e impresiona. Incluso para acceder a las paradas del autobús hay mucha gente que tiene que cruzar por esos sitios mal iluminados y puede haber un disgusto. También tenemos un problema con el mantenimiento. El problema es que Valliniello es una zona rural, pero nos engloban en los mismos grupos que barrios como Sabugo o Versalles y nuestros problemas son diferentes. La vegetación crece y la limpieza no es suficiente. Otro ejemplo es un camino en el que hay una fuga de agua y lleva así bastante tiempo sin que lo arreglen.

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–¿Por qué cree que no se mira tanto hacia Valliniello?

–Creo que tenemos un muro arquitectónico que es el PEPA e impide que la gente vea más allá. Da la sensación de que Avilés termina en el polígono. De hecho, hace unos años actualizaron los carteles que limitan el concejo y tuvimos que avisar al Ayuntamiento porque lo pusieron en el inicio de la subida a Valliniello. Eso dice mucho, aunque sea un detalle.

–¿Han notado el cierre de baterías?

–Se ha notado en cuanto al medio ambiente, porque la vida ahora es mucho mejor. Somos una zona rural en la que todavía queda ganadería y agricultura y el cierre de esa industria se nota. Los proyectos que hay para construir más en el suelo de baterías y del parque tecnológico creo que ampliarán más ese muro que nos separa de Avilés.

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–¿Diría que Valliniello es seguro o siguen arrastrando la fama de unas décadas atrás?

–Valliniello tiene una historia ligada a Ensidesa y a toda esa gente venida de fuera que buscaba un sitio donde alojarse cerca del trabajo. Y es cierto que hubo una época en la que era una zona bastante conflictiva, pero ya hace años que no notamos que haya inseguridad. A día de hoy la mayor inseguridad que tenemos los vecinos de Valliniello tiene que ver con los coches, por la cantidad de vehículos que pasan y la ausencia de iluminación y semáforos.

–¿También sufren problemas con el transporte público?

–Sí, estamos muy mal. Tenemos la línea de Avilés-Luanco que cruza por la carretera general y otra que va por el fondo de Valliniello. El problema en esta última es que tiene unos horarios muy limitados, y con la de Luanco el problema es que los vecinos se tienen que desplazar a la carretera general y Valliniello es muy grande. Hay gente muy mayor a la que no lo puedes pedir recorrer dos kilómetros para coger el autobús. Es inviable.

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–Llevan sin organizar las fiestas desde antes de la pandemia. ¿Tienen pensado recuperarlas?

–Es un tema complicado porque no nos acaba de convencer el concepto de fiestas al uso de lo que se entiende en Asturias porque están bien, pero suele acabar con problemas. Sí nos gustaría que hubiese algún tipo de festividad, pero hay ejemplos como festivales folclóricos o indie, ocio que se pueda trasladar a la tarde o una comida comunal. Lo veremos.

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