Encuentran nuevas pinturas en la cueva de Tito Bustillo
Las figuras de un mamut y un bisonte y la cabeza de un oso y varios caballos fueron localizadas por el guía Alfonso Millara
JUAN GARCÍA
Domingo, 10 de mayo 2015, 00:54
La cueva de Tito Bustillo no para de dar sorpresas. Las últimas novedades tienen que ver con el descubrimiento de la figura de un mamut, un bisonte, la cabeza de un oso y varios caballos, entre otras pinturas. Un grupo de animales que fueron localizados por Alfonso Millara, guía de la cueva, en una covacha próxima al Pozu'l Ramu, el hueco por el que en 1968 se descolgaron los descubridores del Paleolítico riosellano y cambiaron la historia del concejo. En esa oquedad, de difícil acceso, han aparecido estos nuevos elementos gráficos que engrandecen aún mas el valor patrimonial de Tito Bustillo y confirman su antigüedad superior a los 35.000 años a.C.
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De momento, son pinturas de difícil comprensión para el ojo profano, pero no para el de los expertos. Entre ellos, el catedrático de Prehistoria Rodrigo de Balbín Berhmann, que ayer presentó el descubrimiento en la Casa de Cultura de Ribadesella junto a Alfonso Millara y a un tercer colaborador, Miguel González Pereda. El acto, que estaba organizado por la Asociación Cultural Amigos de Ribadesella, contó un reducido grupo de testigos como la alcaldesa, Charo Fernández, y el director de Patrimonio, Adolfo Rodríguez Asensio.
La joya de este conjunto es sin la menor duda la figura del mamut, oculta en gran parte por una costra mineral que Balbín recomendó limpiar para observarla en su plenitud. Su extensión es de casi un metro cuadrado y su morfología, muy parecida a la de los mamuts de El Pindal y de otras cavernas del paleolítico francés. El prehistoriador no tiene duda. «Tanto la línea del lomo en curva pronunciada como el vientre con ojiva prominente demuestran que se trata de un mamut», confirmó. Sí manifestó algunas dudas respecto al bisonte y a uno de los caballos. «Así que tenemos que estudiar y analizar en profundidad este nuevo conjunto», añadió.
Rodrigo de Balbín quiere conocer todos los secretos que ocultan estas pinturas, sobre todo el tipo de pigmento utilizado por sus autores. Sus sospechas apuntan a que pueda tratarse de «pintura al óleo». Es decir, que se hayan utilizado colorantes disueltos en grasa animal, mas duradera y de mejor conservación. Así se pintaron algunas de las figuras mas representativas y antiguas de Tito Bustillo: las vulvas, el antropomorfo o los megaceros. Sin embargo, en las pinturas más recientes se ha utilizado el agua como disolvente. Como consecuencia, su conservación es peor.
Según Balbín, en el macizo de Ardines se ha encontrado el conjunto de colorantes más grande del Paleolítico, pigmentos con los que el Homo Sapiens decoró seis de las doce cuevas habitadas y documentadas aquí localizadas. Entre todas ellas destaca Tito Bustillo, aunque macizo y cueva son «indisociables».
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Para el catedrático, los 2.500 metros cuadrados de superficie del panel principal de Tito Bustillo (Conjunto XI) demuestran «que este fue un sitio de reunión, un lugar en el que habitó un amplio grupo de personas». Podrían ser más de trescientas, aunque tampoco concretó cifra alguna. «Pero eso es lo que nosotros queremos documentar, la actividad humana aquí registrada, más que las pinturas. Una actividad que nos ha dejado numerosas representaciones gráficas, mas que artísticas», explicó. Balbín siempre dijo que la cueva estuvo «totalmente decorada». Pero hoy en día sólo conocemos el 10% de las pinturas que en su día cubrieron sus paredes. Unas realidades que, poco a poco, con el paso de los años y gracias a la actividad diaria de personas como Alfonso Millara, salen a la luz.
Esa es la «realidad cambiante» de Tito Bustillo y del resto de cuevas paleolíticas del continente europeo.
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