«El hermano Pajares volvía a España, pero se quedó al despertar el ébola»

Usted conoció, y mucho, al hermano Miguel Pajares, el primer misionero español que mató el ébola.

Sí, le conocía mucho y sufrí muchísimo con su muerte, como con la del hermano García Viejo.

¿Es cierto que Pajares había pedido regresar a España justo antes de despertarse la epidemia?

Sí, es cierto. Quería volver. Estaba mayor y muy cansado. Tenía algún problema de salud cardiaco, pero sobre todo le pesaba la edad. Venía cada año o cada dos años a hacerse una revisión y ya había, efectivamente, pedido volver. De hecho volvía a España, pero se despertó el ébola y entonces decidió quedarse a ayudar.

Fue una decisión personal.

Sí. Fue él el que quiso quedarse porque sintió que su presencia allí era necesaria. Su permanencia fue un sacrificio mortal. Pero la de él y la de muchos más. Después murió otro religioso de la orden, el hermano García Viejo, y más tarde otra hermana. Pero a sus fallecimientos se sumaron los de 13 profesionales que trabajaban con nosotros. El verano del año pasado fue un tiempo que nunca olvidaremos. Quizá fueron los peores meses de nuestras vidas y sabemos que ese sufrimiento y ese sacrificio están ahora en el premio.