«El coleccionismo no es una tarea fácil, se va aprendiendo con los años»
Pilar Citoler inauguró en el Antiguo Instituto la exposición 'Dobles lecturas. Identidades y ficciones', con 35 obras de arte contemporáneo
Pilar Citoler desafió y venció a la lluvia y «a los retrasos de la Renfe» para llegar ayer –«por carretera»– a la inauguración en el ... Antiguo Instituto de la exposición 'Dobles lecturas. Identidades y ficciones'. La ocasión merecía todos los esfuerzos, ya que esta muestra exhibe 35 obras de las casi 1.600 que atesoran las colecciones Circa XX y Nueva Colección Pilar Citoler, a las que la odontóloga dedicó su vida y sus alegrías. «Recuerdo terminar de pasar consulta y llamar a alguna galerista para decirle que no cerrara, que me esperara».
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Iba Citoler corriendo a las salas a empaparse de arte y a saciar sus inquietudes. «Adquirir piezas me relajaba, me complacía», confesaba con una sonrisa, al tiempo que reivindicaba la necesidad de hacer exposiciones como la que ayer abrió porque son «un estímulo», opinaba. «De una colección, salen nuevos coleccionistas», decía, aunque reconocía que «no es una tarea fácil, es una tarea que se va aprendiendo con los años y que incluso está en el ADN».
Cree ella que su pasión fue un capricho del destino porque «en mi familia nadie colecciona nada, lo mío es un gen extraño», bromeaba. Un gen además que sentía querencia por todas las vertientes artísticas: «Yo no me especialicé en nada, lo he abarcado todo, debo ser muy exagerada», se reía y confesaba que le gusta «todo».
Es difícil elegir cuando uno tiene delante obras de creadores como Francis Bacon, Grete Stern, Carmen Calvo y Marina Vargas, entre una larguísima lista de nombres que hicieron muy difícil el trabajo de la comisaria de la muestra, Semíramis González, quien confesaba que este proyecto expositivo «plantea más preguntas que soluciones».
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Para invitar a la reflexión, las cartelas «están abiertas a más lecturas», aparte de las evidentes, que se desprenden fácilmente de todas las obras que forman parte de la «bendita locura» que Citoler fabricó, con esfuerzo y amor al arte. También al asturiano porque, entre los trazos, las fotografías y las esculturas, aparecen los nombres de Sandra Paula Fernández, Javier Riera, Avelino Sala, Federico Granell y Soledad Córdoba.
Todos ellos contribuyen a «visibilizar las colecciones privadas», tal y como destacaba la concejala de Cultura, Montserrat López Moro. A su lado, Semíramis González celebraba también que «el coleccionismo deje de ser un tabú».
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