La historia de Gijón se dibuja a golpe de planos
La Casa Natal acogió la inauguración de una exposición dedicada a los arquitectos Miguel García de la Cruz y Manuel del Busto, nacidos en 1874
«Hace 150 años, en el mundo, había dos bebés y una ciudad urbanísticamente adolescente». Los niños –que apenas contaban unas semanas– eran los arquitectos ... Miguel García de la Cruz y Manuel del Busto y la ciudad, un Gijón diminuto en el que todavía los edificios y el arte no se daban la mano. Todo esto lo contaba ayer Héctor Blanco, el comisario de la exposición 'Arquitectura, ciudad e identidad', durante la inauguración en la Casa Natal de Jovellanos de una muestra que permite hacer un recorrido por los proyectos de estos dos genios de la construcción, que dejaron su impronta en la primera mitad del siglo XX. «El Gijón de 1873 no llegaba por el oeste ni al Museo del Ferrocarril; hacia el este, no rebasaba la escalera 5 y, hacia el sur, Begoña era ya casi el extrarradio».
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Esa situación cambió cuando irrumpieron García de la Cruz y Del Busto y empezaron a producir «arquitectura pública y privada». Lo mismo levantaban una cárcel que se atrevían con una escuela, dejando como legado «edificaciones muy modestas e inmuebles relevantes» para dar cuenta de su «voluntad de hacer extensible la calidad arquitectónica a la sociedad».
Entre sus trabajos están algunos tan notables como la pescadería municipal, el Teatro Robledo y la Casa Paquet. Aunque estos son solo tres ejemplos de los «55 planos y dibujos» que se pueden contemplar en esta exhibición, en la que la mayor parte del contenido proviene del Archivo Municipal, una institución que Blanco considera «clave» para poder conocer la trayectoria de estos dos arquitectos a los que no siempre se trata con justicia. «El legado que hoy en día tenemos de ellos podría ser mayor si no se hubiese demolido parte de su obra y si no se estuviese deformando otra parte significativa».
En vista de los despropósitos que sufren algunos de sus inmuebles, el comisario insistía en la necesidad de reflexionar «sobre si estamos haciendo lo adecuado con su legado o si se están haciendo cosas que no se deberían hacer». La directora de la Casa Natal, Lucía Peláez, le recogía el guante y recordaba que «hay que evitar las reformas y añadidos que son habituales en los procesos de rehabilitación».
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Son partidarios de mantener la esencia de las construcciones que forman parte «de nuestro patrimonio histórico-artístico» y que nos ayudan a entender nuestro «paisaje urbano». Sus reivindicaciones llegaban además en la jornada en la que se estaba celebrando el Día Mundial del Modernismo, así que, más que nunca, había que fijarse «en el patrimonio de ese estilo», tal y como señalaba la concejala de Cultura, Montserrat López Moro.
Habrá que apreciarlo y que garantizar que «el legado patrimonial perdure», apuntaba Blanco, convencido de que esta exposición «recorre cincuenta años de historia de nuestra arquitectura contemporánea».
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