Leer con la mirada

Tienen que llamar la atención de cualquiera que vea esas obras que nacen de la misma manera en que nace «una señal de tráfico», se ríe. «Lo primero que hago cuando me llega un proyecto es plantearme una imagen que no necesite de ningún texto para que la gente perciba lo que quiero contar». A partir de ahí, comienza un proceso de depuración, hasta conseguir «una imagen que tenga varias lecturas y que tenga más lecturas además de la evidente».

Porque Jareño tiene claro que «es mentira eso de que una imagen vale más que mil palabras». Depende mucho de lo buenas que sean las imágenes para que puedan sustituir a un texto. Eso sí: hoy en día, cada vez vivimos en un mundo más proclive a leer con la mirada, porque manejamos «un lenguaje más visual». Aunque, como suele ocurrir, dentro de ese mundo, hay de todo. «Hay mucho diseño gráfico que a mí no me dice nada porque creo que no es eficaz, pero también es cierto que hay público para todo tipo de mensajes».

Y en Gijón el estilo de Jareño -ese en el que él se siente «muy a gusto»- suele triunfar y calar. «Gijón es una ciudad con mucha personalidad gráfica», asegura. «Yo he tenido la suerte de haber podido participar en muchos proyectos y creo que eso ha definido el perfil gráfico de la ciudad en algunos momentos y me gusta mucho». Él tiene claro que, en nuestras calles, «se ven muchas cosas que no se ven en cualquier parte».

En la memoria de los vecinos perviven sus diseños. Por ejemplo, esa pluma estilográfica que se convirtió en flecha, durante una edición de Poex, y esa farola del Muro que fue una nota musical para la Sociedad Filarmónica de Gijón. 'Pensar en imágenes' saca a la luz doce años de creación, en la que todavía le queda a Jareño muchos poemas gráficos que escribir. Verso a verso, mirada a mirada.