«En China, la educación es un requisito para la supervivencia»
El escritor y economista Julio Ceballos presentó su último libro, 'El calibrador de estrellas', de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO
Más actuales y necesarios que nunca, los aprendizajes del consultor y escritor Julio Ceballos tras dos décadas viviendo y ayudando a empresas españolas a instalarse en China se pudieron escuchar ayer en el Ateneo Jovellanos de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO.
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Le acompañaron Ignacio Arroyo, periodista y directivo del Ateneo y Joaquín Miranda, Presidente del Grupo Covadonga, para quien el trabajo de Ceballos «no solo analiza con agudez el papel de China en el mundo actual, sino que también nos invita a mirarnos en el espejo desde una nueva perspectiva; con humildad, atención y pensamiento crítico».
Tanto es así que el autor intentó responder a la nada fácil pregunta de qué puede aprender Occidente de China, un país por el que siente una gran «admiración». Pero «este no es un libro escrito por un simpatizante», aseguraba, pues «su sistema no nos sirve». Aun así, sí que debemos extraer algunas claves de su modelo de éxito, ese que en apenas cuarenta años les ha convertido en la segunda potencia mundial, para aplicarlas a nuestro propio sistema democrático y plural.
Para este gran conocedor del país asiático, una de las claves, sin duda, recae en la importancia de la educación, pues los chinos han entendido que «es un requisito para la supervivencia». Ellos saben que «el mundo no espera a los rezagados» y, de hecho, su gran desarrollo se debe a cosas «muy poco modernas» como una enorme cultura del esfuerzo, su afán de superación o premiar la meritocracia. «En China no hay 'ninis', pues la sociedad les penaliza», aseguró.
Hubo tiempo para hablar de las claves para negociar con el gigante asiático –centrales en su trabajo como asesor empresarial–, sobre la covid, sobre Trump, a quien considera «o un absoluto genio, o un absoluto torpe» o sobre el pensamiento que los chinos tienen del líder estadounidense: «por muy mal que se den las cosas, Trump también se irá». Pero, sobre todo, hubo tiempo para compartir una visión de China poco habitual, esa que se aleja de una representación estereotipada del país mandarín que nos llena de prejuicios y nos impide inspirarnos más en su modelo de éxito. Y es que, para el autor, «vivir en el siglo XXI sin haber pisado Asia es como ver una película en versión original y sin subtítulos. Lo puedes intuir, pero no sabes qué está pasando».
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