Aire nuevo y chispa fresca para el clásico 'Ay Carmela'

El Teatro Palacio Valdés sigue apostando por mostrar nuevas producciones escénicas realizadas en la región dentro del ciclo 'Hecho en Asturias' y ayer le tocaba alzar el telón a 'Ay, Carmela', el exitoso texto de José Sanchís Sinisterra, con dirección de Sandro Cordero y con Carmela Romero junto a Carlos Mesa interpretando a los cómicos Carmela y Paulino.

Desde su estreno en 1987 con Verónica Forqué y José Luis Gómez –también al frente de la dramaturgia–, esta pieza subtitulada por su autor como 'Elegía de una guerra civil en dos actos y un epílogo', ha conocido al menos 190 montajes sobre las tablas, pero en el imaginario del espectador común tal vez pese más el recuerdo de la adaptación cinematográfica filmada por Carlos Saura en 1990. Sanchís Sinisterra nunca ocultó su desacuerdo con la versión que encarnaron Carmen Maura y Andrés Pajares. No le faltaba razón, pues su obra es mucho más rica y compleja, planteando un juego de 'teatro dentro del teatro' con los espectadores que se pierde en el guion llevado a la pantalla, como se diluye también la estructura narrativa en 'flashback' del original.

La nueva producción asturiana de De Carmela –proyecto de la actriz protagonista– reivindica la jugosidad de la pieza teatral y el interés que ochenta años después sigue despertando el drama de la guerra civil. El enfoque de Sanchís –además de un recuerdo a los brigadistas internacionales y a su padre, combatiente republicano– se centra en el trabajo y supervivencia de unos actores durante un conflicto bélico, su valentía y compromiso con el propio oficio (simbolizados en Carmela) y en definitiva el valor de la cultura, especialmente en los tiempos adversos. Algo siempre actual: en contiendas o en pandemias. A través de sus diálogos y sus acciones construye los personajes desde su condición más terrenal. Un hombre y una mujer, humanos, demasiado humanos, como todos. La dirección de Cordero unida a la esmerada interpretación de Romero y Mesa mantienen todas estas virtudes intactas, añadiendo de su propia cosecha un eficaz aprovechamiento de ellas y de la chispa de los personajes, enriqueciéndolos ante el espectador.

El resultado, una 'Carmela' que se levanta con la faena desnuda de los mismos actores y todo el esfuerzo que requiere una pieza sin más desahogo que el de las pausas marcadas por los actos del texto, y en la que la magia parateatral jugando entre el escenario y las butacas funciona sin fallar en ningún momento y alza un vuelo especial en la escena de la actuación de Carmela y Paulino, en la que los intérpretes coronan todo su dejarse la piel, rubricando la calidad tragicómica de estos dos curtidos y extraordinarios artistas de la escena asturiana. Merecidísimo ovación la que se llevaron en esta función que pide rodar por donde sea. Un estreno por todo lo alto.