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Locos por 'La bohème'
Sello asturiano. Con escenografía y vestuario de los añorados Julio Galán y Pepa Ojanguren y dirección de escena de Sagi, la producción alza el telón en Oviedo por cuarta vez. Pero lo hace en el Campoamor de la nueva normalidad, «así que el clima es diferente»
No importa cuántas veces la interpreten: los cantantes que insuflarán vida a 'La bohème' -que subirá el telón en el Teatro Campoamor los próximos 12, 14, 16, 18, 19 y 20 de noviembre, el tercer título de la temporada de la Ópera de Oviedo- verán cómo se les escapa «una lagrimilla» en el momento cumbre de la obra maestra de Puccini, porque pocos finales hay más tristes y conmovedores en la historia de la lírica que la muerte de Mimì por culpa de la tuberculosis. Y lo mismo les ocurre a profanos y melómanos empedernidos, irremisiblemente atrapados por la vida de unos jóvenes bohemios en el Barrio Latino del París del siglo XIX, por el amor de sus protagonistas y por la miseria que se interpone en su felicidad hasta desencadenar la tragedia.
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Estamos ante el primer éxito de Puccini, una de las obras maestras del repertorio, que, además, llega cargado de emoción por partida triple, porque a la de la propia historia se sumará el recuerdo de la añorada Pepa Ojanguren, que creó un vestuario vibrante para trasladarnos a los momentos previos al mayo revolucionario francés de 1968, que tuvo como uno de sus escenarios el enclave del argumento de la ópera, estrenada en Turín en el año 1896 y ambientada originalmente en torno a 1830.
Y, junto al suyo, flotará en el ambiente el espíritu de Julio Galán, escenógrafo ovetense que mantiene su firma póstuma en esta producción que se subirá por cuarta vez al Campoamor, donde se estrenó en el año 2000 para inaugurar la temporada lírica.
Un brillante reparto en el que reina la camaradería integrado por el tenor Antonio Corianò (Rodolfo), la soprano Simona Mihai (Mimì) -que debuta en el Campoamor-, Javier Franco (Marcello) y Elena Sancho Pereg (Musetta) dará vida a los personajes principales con el maestro Corrado Rovaris -él sí un viejo conocido del público asturiano- a cargo de la dirección musical con la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA) y Emilio Sagi al frente de la dirección escénica.
Así que no resta más que prepararse para volver a encontrarse con una de las parejas más queridas de la historia de la ópera y con nuestras propias vidas, porque, al acercar la acción al presente, la intención de Sagi -para quien Mimì representa «la sencillez de la poesía y la fragilidad de nuestra juventud»- es «darle esa actualidad que tiene la obra, que encierra verdades y miserias que a todas las generaciones nos atañen: la muerte de amigas y amigos adorados, arrebatados por horribles enfermedades en los momentos más gloriosos de su juventud, cortando injustamente una vida plena de energía, de luz y de creatividad; dejándonos claro que la juventud se alejó, que Mimì ya no va a volver más», en palabras del director de escena.
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Una composición «sin fisuras»
Y a toda esa emoción desbocada todavía podemos subirle varios grados de intensidad, como cuenta otro asturiano, uno de los bohemios de esta 'Bohéme', el barítono castrillonense David Menéndez (Schaunard), quien, enfundado en un corsé, fue uno de los protagonistas del primer título de la pasada temporada: la de la heroicidad de salvar todo lo programado en plena pandemia. Y eso, «en pleno desbarajuste, porque todo el mundo tenía muy claro lo que había que hacer en la vida cotidiana, pero no las normas para trabajar. Así que nosotros no sabíamos muy bien cuántos test nos teníamos que hacer, si podíamos cantar sin mascarilla, con ella...». Y, por eso este regreso, con las cifras de contagios ya bajo control, resulta tan especial: «Porque es el inicio de la nueva normalidad, aunque todavía con mucha precaución. Los teatros están prácticamente llenos y eso genera un clima diferente».
Lo confirma Javier Franco, que se meterá en la piel de Marcello: «Yo he visto mi primer teatro lleno hace tres semanas, en Madrid, y ha sido muy raro después de un año y medio. Un teatro lleno lo cambia todo». Lo subraya David Lagares (Colline): «Salir a un teatro donde ves que hay huecos en el patio de butacas te da un bajón de energía». Y lo refrenda Antonio Corianó: «Es la tercera vez que estoy en Oviedo y supone una emoción enorme volver a este teatro en este tiempo tan particular. Además de por reencontrarme con esta ciudad tan acogedora y con el público asturiano, por poder estar con estos colegas, con los que se ha generado un ambiente maravilloso».
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Y, si a todo eso le sumamos «que Puccini tiene una escritura compleja, una máquina que debe estar perfectamente encajada, al milímetro, para que no haya errores, porque, en cuanto se cae una ficha, cae el resto detrás; una música de una belleza y una profundidad brutales», encontraremos la causa última de que 'La bohème' sea «una de las óperas que más se programan y que más llegan a la gente. El trabajo que tiene en toda la base musical es tan exquisito que no sé si tendrá fisuras, pero yo no se las veo por ninguna parte. Y la lagrimilla estará ahí seguro», augura.
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