The Campbell Brothers, aleluya eléctrico a todo pedal
El conjunto neoyorquino conquista al variado público del JovellanosEl grupo subió a las tablas del teatro gijonés 'Sacred Steel', en la primera sesión del festival de Góspel de Gijón
P. A. MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Sábado, 14 de diciembre 2019, 01:27
El sonido góspel tiene en Gijón una parroquia fiel y numerosa como lo muestra cada nueva edición de su festival en el Teatro Jovellanos. Público de todas las edades y pelajes lo bendice con su asistencia entusiasta a las habituales tres sesiones de esta cita prenavideña en la que sus organizadores siempre procuran aprovechar la ola favorable para ampliar un poquito más la rica diversidad que ofrece un género que ha marcado la música popular de nuestro tiempo como ningún otro. Ayer, el primer plato servido en el coliseo gijonés traía ese sabor por lo distinto y, como siempre, desde una propuesta tan singular como repleta de calidad, la del conjunto The Campbell Brothers y su vibrante espectáculo 'Sacred Steel', que abrieron a ritmo de villancico con 'The little drummer boy', para irse pronto a los clásicos con su vocalista, Katie Jackson: 'I Feel Good' y un movido 'I've got a feeling'.
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A estas alturas el espectador ya sabía que sobre el escenario no estaba una formación coral sino una explosiva banda de instrumentistas acompañada por una vocalista de similar potencia, y en la que las cuerdas de las guitarras eléctricas y de pedal, en lugar de arropar a las voces con su base melódica y rítmica, eran las auténticas protagonistas incluso a la hora de cantar.
Tras el respiro instrumental de 'A change is gonna come', de Sam Cooke, siguió una fiesta sin tregua hasta el final cargada de perlas: 'Morning Train' a toda máquina, R&B piadoso en 'Don't let de devil ride', con despegue final e invitación al baile en las butacas.
El 'steel', asociado generalmente a la tradición blanca del country, en manos del patriarca Chuck Campbell y los suyos, bucea en las raíces más hondas del blues, el espiritual, el soul o el funk para mostrar a quien lo escucha y se deja arrastrar por su intrincada magia que los caminos de la música popular pueden ser tan variados e infinitos como los del Señor. La familia Campbell -todos auténticos virtuosos, como se pudo ver en el concierto- exprimen su ingenio partiendo de un estilo musical que se cultiva en las congregaciones religiosas sureñas, por lo menos desde la década de los treinta del pasado siglo. Su repertorio viene cargado de un caudaloso filón en el que beber y una muestra de él la dejaron anoche sobre las tablas del Jovellanos. Hubo guiño navideño, con 'Silent Night' en delicado blues, antes de 'Pass me not' y 'Thank you', con el patio en pie. Y, como propina, la inevitable 'Happy Day', versión steel, marca Campbell original.
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