La Colegiata de Salas vuelve a brillar
La Fundación Valdés-Salas remoza el templo, «una joya del Camino de Santiago que estaba en el olvido, la peor de las carcomas»
A. VILLACORTA
SALAS.
Jueves, 7 de octubre 2021, 01:43
La Colegiata de Santa María la Mayor de Salas, propiedad de la Iglesia asturiana, con cinco siglos de historia entre sus muros y «una de ... las joyas del Camino Primitivo», presentaba, hasta hace bien poco, «paredes con manchones, una fachada negra, maleza por el tejado... Parecía más un 'prao' para meter ovejas y cabras que un tejado», reconocía ayer el párroco, Alejandro Sanzo, con notable entusiasmo. Porque ayer era día grande en el templo, recién restaurado por la Fundación Valdés-Salas, presidida por Joaquín Lorences, quien tampoco ocultaba su satisfacción al contemplar el resultado de unas obras que arrancaron en enero con el objetivo de «sacar a la Colegiata del abandono y el olvido». Y, con ella, también al mausoleo de Fernando de Valdés-Salas -fundador de la Universidad de Oviedo-, «un auténtico tesoro del Renacimiento europeo realizado por el padre de Miguel Ángel, Pompeo Leoni».
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Los trabajos impulsados por la Fundación en la Colegiata consistieron esencialmente en la eliminación de las humedades que afectaban especialmente al mausoleo y a sus dos retablos. «Concretamente, se restauró y se consolidó el tejado, se impermeabilizaron los paramentos verticales, se sanearon y reconstruyeron las conducciones de la aguas perimetrales y las bajantes, se pintó el interior y se hizo una limpieza a fondo de los suelos», precisó Lorences durante la presentación en sociedad de la nueva cara de la iglesia, que ahora aparece ante los ojos del visitante «mucho más luminosa, más acogedora, con un clima mucho más amable». Una visita guiada a la que asistieron representantes de los copatrocinadores del proyecto, Cajastur-Liberbank y CMC XXI (Cosmen Menéndez-Castañedo XXI), que aportaron 150.000 euros, y del Arzobispado, así como de la Universidad, el Ayuntamiento, la empresa ejecutora de las obras, Forestal La Salense -que «se implicó a fondo» en la faena, como solo puede hacerlo alguien que ama su tierra, «llegando incluso a trabajar sábados y a ir alguna noche»-, arquitectos y aparejadores.
Un dato habla por sí mismo. «De tener más del 90% de humedad en enero, hoy estamos en el 60%», añadió Lorences, quien subrayó, no obstante, que esta es solo la primera fase de su plan maestro para que la Colegiata luzca en todo su esplendor: «Esto nos permite pasar a la segunda fase. Hay que actuar ya directamente en la restauración del mausoleo, que es de alabrastro, muy sensible a la humedad, así que la obra tiene que ser rápida. No podemos eternizarnos, porque ya hay signos de su destrucción: se va deshaciendo como un azucarillo en el café». Y, finalmente, a la tercera: «Sus dos retablos, también cercados por la carcoma, aunque el olvido es la peor de todas».
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