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El deán José Cuesta en una fotografía familiar en blanco y negro, que aún conserva Loreto Somolinos, vocal de la Asociación Amigos del Reino Astur.

El deán que devolvió el Arca Santa a Oviedo

Antiguo profesor del Seminario de Valdediós y estudioso de los tesoros de la Catedral de Oviedo, José Cuesta relató las críticas vicisitudes del Arca Santa entre 1934 y 1939

Miércoles, 25 de junio 2025, 12:22

Las nieblas de la leyenda velan la identidad de quienes portaron hasta Asturias desde Toledo el Arca Santa con sus reliquias, según recogen distintas tradiciones, pero sí conocemos el nombre de quien recuperó este tesoro de la Catedral de Oviedo en 1939 desde Madrid, (donde permanecía tras sufrir notables daños a causa de los sucesos de octubre del 34) para traerlo en mano de regreso a su lugar en la Cámara Santa. Fue don José Cuesta Fernández, deán de la sede ovetense, un clérigo sensible como pocos al valor artístico y sagrado del Arca, y un profundo conocedor de la Catedral de San Salvador. A él se debe la completa y exhaustiva 'Guía de la Catedral de Oviedo', publicada en 1957 por la Diputación de Asturias. Y ahí, en las páginas que dedica al Arca Santa, él mismo relata su misión de viajar a la capital de España para recuperarla y las circunstancias que rodearon el forzado 'exilio' madrileño del tesoro.

Cuesta Fernández había nacido en Villaviciosa en 1875. Tras ser ordenado sacerdote, fue profesor del Seminario en Valdediós y posteriormente realizaría una brillante carrera eclesiástica que lo llevaría a ser canónigo de la diócesis de Salamanca y regresar a la de Oviedo como arcipreste de la Catedral, luego deán del cabildo, presidente de la corporación capitular y vicario general administrador.

El jurista y catedrático de la Universidad de Oviedo, Guillermo Estrada Acebal, en el prólogo a su 'Guía de la Catedral' lo describe como una personalidad, que pese a todos esos cargos y trabajos «de cierta índole, no borran la tendencia humana ni la inclinación, como en el caso de don José que entre esos quehaceres, iba solo como la oficiosa abeja, fabricando la miel que recogía en las polvorientas flores de los archivos, con asidua dedicación». La mencionada guía es buena prueba de ese esmerado interés por el estudio histórico y de cómo divulgar sus conocimientos sobre todo lo que el visitante curioso debería saber acerca de la Catedral de Oviedo.

Dibujado su perfil, podemos imaginarnos el horror que sintió cuando el 12 de octubre de 1934 la dinamita de los revolucionarios estalló en la Cámara Santa. Así lo cuenta el mismo deán en su guía: «En la catástrofe de 1934 voló el Arca con toda la Cámara Santa y al caer entre los escombros se separaron los tableros de la misma debido a que estos estaban ensamblados». A continuación relata que «quiso el Señor que el día de la liberación de Oviedo, fueran recogidos por el ilustre arqueólogo Don Manuel Gómez-Moreno, y, con el correspondiente permiso, llevados a Madrid para su limpieza y reconstrucción». Gómez-Moreno, arqueólogo e historiador del arte, dirigía entonces el Museo 'Valencia de Don Juan' de Madrid y allí pudo acometer una minuciosa restauración del Arca, que una vez finalizada se expuso un año después. en el Museo del Prado, bajo el auspicio de su director, el escritor asturiano Ramón Pérez de Ayala. Así lo refiere el historiador y profesor de la Universidad de Oviedo, Juan Carlos Aparicio Vega, en un reciente artículo sobre este hecho. Concluida la exposición, la pieza se trasladaría al Museo Arqueológico Nacional, donde la sorprendió la guerra civil. En 1938 la Junta Central del Tesoro Artístico dispuso que fuera llevada a Barcelona, junto a otras obras atesoradas en los museos madrileños, una orden que nunca se ejecutó. Don José Cuesta lo cuenta, con su personal estilo: «He aquí que brota la segunda revolución y los dirigentes marxistas deciden llevarla a Moscú. Pero la Providencia admirable que vela por su iglesia y solo permite el triunfo del mal hasta un límite determinado, sugirió al señor Gómez-Moreno la idea de pedir permiso para reproducirla y quedara así en nuestra patria al menos una réplica de tan valiosa e histórica pieza. Y en efecto, al terminarla se liberó Madrid y allí había quedado la auténtica Arca».

La réplica efectuada por Manuel Gómez-Moreno aparece documentada en los archivos del Museo Arqueológico Nacional, como apunta en su trabajo Aparicio Vega. En él también señala que «el Arca, tras permanecer en la capital al menos hasta el fin de la guerra civil, fue recogida por José Cuesta Fernández en representación de la Catedral de Oviedo». El testimonio del propio deán en su 'Guía de la Catedral de Oviedo', es todo un ejemplo de humildad y también de gusto literario por los finales felices, como fue el caso de la atribulada suerte del tesoro entre una revolución y una guerra civil: «A los pocos días tuve el honor de ir a recogerla y traerla y colocarla en su lugar de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, donde hoy la vemos. Y quiera el Cielo que siempre la puedan contemplar ahí mismo las cristianas generaciones venideras». En el mismo sitio continúa cuando se celebra el 950 aniversario de su apertura por el rey Alfonso VI de León.

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