FIMP, puertas abiertas al disfrute

Las puertas reales y virtuales de FIMP, la gran cita de los videojuegos y la tecnología que organizan EL COMERCIO y Cui Cui Estudios, se abrieron ayer en el recinto ferial Luis Adaro y seguirán acogiendo a sus visitantes durante toda la jornada de hoy. Tras el éxito de la pasada edición con una asistencia en torno a las 15.000 personas, este año se espera alcanzar la cifra de las 20.000 para un evento que ha logrado consolidarse como uno de los más atractivos en su ámbito a nivel nacional. Una muestra de las últimas novedades en ocio tecnológico, con especial atención al desarrollo independiente de juegos, además de la presencia de empresas especializadas en realidad virtual, impresión 3D o drones, y un foro de divulgación, intercambio de conocimientos y de proyectos profesionales, constituyen el eje central de este encuentro que ofrece también un importante espacio para la diversión, los torneos y un mercadillo con todo tipo de productos relacionados con la cultura de las nuevas tecnologías.

A media tarde de su jornada inaugural bastaba adentrarse en el pabellón central de la Feria de Muestras para comprobar que, a pesar de lo desapacible de la climatología en el exterior, los distintos espacios registraban una numerosa afluencia de asistentes y sobre todo llamaba la atención lo variado de sus perfiles, con un predominio notable de público familiar. Esa es una de las claves del éxito de la feria, reconocía Normán Suárez, su director: «Aunque la vocación profesional está en el ADN del evento, recibimos a gente con intereses muy diversos y de todas las edades. Hay adolescentes, personas de 35 a 45 años con sus niños, abuelos y no se ven stands vacíos o gente mirando para el techo, todo el mundo está probando cosas: la realidad virtual, los juegos, las consolas retro o los coches. Es un espacio pensado para todo eso, la diversión, la divulgación o el intercambio de conocimientos», explicaba. Entre los stands dedicados al campo formativo, el de la Universidad Isabel I, cuyo rector Alberto Gómez visitaba ayer la feria.

Entre las ofertas de formación impartidas se podían observar durante la tarde los trabajos de un taller de realidad aumentada, otro de minidrones y uno de emprendimiento a cargo de Epic Kids, en el que niños y adultos compartían la experiencia de «familiarizarse con la puesta en marcha de proyectos empresariales o el fomento del liderazgo», explicaba su monitor Pedro Carrillo. Muy cerca el estudio barcelonés Viod Games, exhibía sus productos y su responsable Carles Bonet explicaba su proyecto actual del primer juego didáctico diseñado para personas con discapacidad de movimientos. Al lado, la firma gijonesa Wuau Tech, sumaba una copiosa cola de voluntarios para probar sus simuladores de Fórmula 1 y de ala delta, una muestra de sus trabajos en realidad virtual.

Las zonas destinadas a pasarse un buen rato o la jornada entera disfrutando de videojuegos de todas las generaciones competían en formación de colas de candidatos para ponerse frente a la pantalla de la última novedad del mercado 'gamer' o ante el viejo armatoste de un monitor de consola retro. Frente a una máquina aún más histórica, la icónica de los marcianitos que neutralizaban a golpe de palanca y botón los niños de los 80, Pedro Blanco y sus dos hijos, David de 12 años y Pablo de 8, se zambullían en su particular combate galáctica: «Me encantan los videojuegos pero creo que es bueno que ellos sepan de dónde vienen y vean que puede ser también divertido» argumentaba.

La fiesta seguía con decenas de dedos pulsando dispositivos en animadas competiciones o grupos de adolescentes bailando en la zona disco y su Just Dance, mientras en el escenario los raperos Botta y JDR disputaban su batalla de gallos, a golpe de improvisación: «Rapear al free style/mola tanto como darle al play», proclamaba el primero. En esta feria es posible experimentar ambas opciones y un abanico amplísimo de propuestas.