La gira americana que acabó en un calabozo
Armando Orbón ofrece el miércoles en Gijón el recital 'Un guitarra, un mundo' tras una accidentada tournée por Latinoamérica
«Me va la marcha», dispara el guitarrista gijonés Armando Orbón, del que han dicho que «no coge la guitarra, directamente la abraza», que «no la mueve, la zarandea». Y ese mismo fuego vital es el que lo ha llevado a viajar por todo el mundo con su inseparable compañera para coser países y culturas a través de su música y, de paso, vivir «aventuras de lo más excitantes con un punto de inconsciencia. Porque, qué demonios, por aquí pasamos una vez y hay que exprimirla como si no hubiese un mañana».
Publicidad
Eso fue lo que se propuso hace un mes escaso, cuando, pese al coronavirus y sus colapsos, que le hicieron perder hasta tres conexiones aéreas, se embarcó en una gira que arrancó en Estados Unidos y prosiguió en Colombia, desde donde Orbón decidió viajar a los Andes venezolanos tras dejar el grueso de sus pertenencias en un hotel de Bogotá.
Así que allí lo ven, «solo con una mochila, como un podemita», bromea, y dispuesto a atravesar el paso fronterizo que comunica Cúcuta, en tierras colombianas, con Venezuela a través del puente Simón Bolívar. «Pero, al llegar allí, resulta que no tenía visado y las autoridades me dijeron que solo podían ponerle el sello en el pasaporte a los colombianos, no al resto de extranjeros, así que me recomendaron intentarlo a través de puerto Santander».
Un periplo digno del mejor surrealismo mágico -que incluyó un trayecto en moto «agarrado a una mujer a la que apenas abarcaba» y otro en canoa por el río Táchira- en el que, finalmente, apareció un taxista que le propuso un atajo y que terminó como el rosario de la aurora: con el asturiano en un calabozo en plena selva tras haberse enfrentado a las amenazas del Ejército de Liberación Nacional, custodiado por la Policía chavista, «en la que se mezclan la soberbia y la ignorancia», y de donde solo pudo salir gracias a la mediación de un colega de fama internacional cuyo nombre prefiere no desvelar.
Pero, afortunadamente, Armando Orbón ya está de vuelta en casa y este mismo miércoles volverá a hacer de las suyas en la Colegiata de San Juan Bautista, donde ofrecerá el recital 'Una guitarra, un mundo', que conmemora el quinto centenario de la odisea de la circunnavegación del globo por Magallanes y Elcano, «lo que algunos consideran el inicio de la globalización», resume este gijonés intrépido y enamoradizo al que, sin embargo, no le convence demasiado el concepto ni lo que implica.
Publicidad
Lo que sí le apasiona a este músico acostumbrado a tocar con figuras de relumbrón como 'El Cigala' o Jorge Pardo -con quien está a punto de partir hacia Cabo Verde, «que tiene alguna isla perfecta para jubilarse»- es la idea de coser océanos. Y, por eso, quien se acerque a disfrutar de su arte se encontrará con las melodías de grandes como Piazzola mezcladas con las de Falla, Albéniz y Granados. No se arrepentirán.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión