Javier Barón: «Jovellanos despertó veneración desde muy joven»

El patio de la Casa Natal de Jovellanos se quedó ayer pequeño para escuchar al Jefe de Conservación de pintura del siglo XIX del Museo de El Prado, Javier Barón, en la segunda conferencia del ciclo organizado con motivo del préstamo al museo gijonés del retrato del ilustrado realizado por Goya en 1798 y que atesora la pinacoteca nacional. Tras haber glosado éste la también conservadora de El Prado, Manuela Mena, el especialista asturiano dedicó su exposición a 'Los otros retratos de Jovellanos', un recorrido por la iconografía plástica inspirada en su figura desde quienes la plasmaron cuando él aún vivía hasta nuestros días.

Barón subrayó que Jovellanos «despertó la veneración de sus contemporáneos desde muy pronto y una prueba son los retratos que le dedicaron en vida», ya en los comienzos de su carrera pública, un sentimiento que perduraría en el tiempo después de su muerte. Desde la estatuilla realizada por el escultor sevillano Cristobal Ramos de un joven Gaspar Melchor con sus atributos de juez en la ciudad bética, pasando por el retrato al pastel atribuido por los expertos a Anna María Mengs de su etapa como alcalde de Corte en Madrid, los sucesivos artistas irían mostrando a un Jovino ya anciano, como el busto clasicista de Ángel Monasterio o la miniatura del ovetense Juan Nepomuceno Cónsul. El boceto del primer proyecto de monumento en memoria del ilustrado de Antonio Solá abre una serie tras su muerte que seguirán Gragera, Sabino de Medina o Piñole hasta los contemporáneos Pelayo Ortega y Ricardo Mojardín. Este último recrea la pintura de Goya que ahora alberga su casa natal dejando la silla vacía: «porque ya no está entre nosotros. Ojalá su memoria continúe», deseó.