Un juego muy serio
Paula Blanco. La galería Arancha Osoro acoge la exposición 'Vuelta al origen', en la que la ovetense echa mano de la fibra de vidrio y de la pintura
Paula Blanco tiene la juventud suficiente como para poder tomarse la pintura como un juego y la madurez necesaria como para tomársela muy en serio. ... Esta ovetense, de veintisiete años, lleva ya un tiempo abriéndose camino en el panorama artístico nacional e internacional, gracias a su empeño por llevar la pintura más allá de sus límites tradicionales. La galería Arancha Osoro expone ahora –y hasta el 4 de mayo– 'Vuelta al origen', una muestra en la que la ovetense enseña los motivos por los que su nombre últimamente suena en tantos foros artísticos.
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Su aventura más reciente, de hecho, la vivió en Art Madrid este mismo mes de marzo y, según cuenta, sus piezas fueron todo un éxito: «Se vendieron muchas y la gente se interesaba constantemente por ellas». Es normal que llamen la atención porque Paula utiliza para sus creaciones la fibra de vidrio, dando lugar a trabajos muy innovadores, en los que intenta llegar «a lo original y a lo primitivo».
Además, ella no tiene miedo a los grandes formatos y se atreve a abordar incluso obras «irregulares porque me parece que son como piezas de un puzle que, cuando se juntan, forman una cosmogonía del mundo», explica. «Cuentan la historia del origen, narrada desde el lenguaje plástico más abstracto».
Para estos relatos pictóricos, la ovetense echa mano, sobre todo, de colores tierra y de ocres, con los que ensalza «el lenguaje plástico», indica. «Al trabajar con materiales tan ligeros, puedo desvincular la pintura del soporte, es casi como si estuviera la pintura sola», prosigue. Y es verdad, parece que sus piezas bailan sin tocar el suelo, que flotan en el aire, dejando que la luz las atraviese y enseñe otros colores, otros detalles que, sin esos rayos, pasarían desapercibidos. «Colgamos las obras a diferentes alturas y, de esa manera, se ponen de relieve diferentes matices, en función de cómo la iluminación pasa a través de ellas», señala. «Eso hace que, si una pintura está más pegada a la pared, aparezca más saturada que otra que está algo más alejada».
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Son trucos para que, según cómo se posen los ojos en los cuadros, se revelen tesoros distintos, que dejan ver el talento de esta joven, que está consiguiendo vivir del arte en Asturias, con las dificultades que esa misión lleva consigo. «Estoy 'shockeada'», reconoce riéndose y prosigue: «Estoy muy contenta porque a mí lo que me hace ilusión es ir a exposiciones y vender, ya que eso me permite seguir pintando y seguir profundizando en la pintura», reconoce. «Si yo viera que esto no rueda, pisaría el freno», pero esta carrera marcha y marcha rápido, así que solo le queda acelerar y disfrutar del camino, sin anhelar ningún destino.
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