«Existen alrededor de 60 cartas de amor de Vicente Aleixandre a Carlos Bousoño»
«La viuda del asturiano se enfadará, pero yo tengo que contar la verdad. Era algo que no podía obviar»
AZAHARA VILLACORTA
Jueves, 10 de marzo 2016, 00:29
Carlos Bousoño fue «el más grande amor» de Vicente Aleixandre. Ese apasionado idilio entre el Premio Nobel y el poeta y crítico boalés fallecido en octubre, es una de las afirmaciones que se esconden entre las 536 páginas de 'La memoria de un hombre está en sus besos', la primera biografía completa de Aleixandre, escrita por Emilio Calderón (Málaga, 1960) y que «incorpora correspondencia sobre su vida personal y amorosa, hallazgos sobre su bisexualidad o su ambigua relación con el franquismo». En su obra describe, además, su posición durante la guerra o su intento de exiliarse en febrero de 1938 finalmente frustrado por cuestiones burocráticas, su intimidad con varias generaciones de poetas, el ambiente en su casa de Velintonia y los sinsabores de su testamento.
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Parece mentira que hayan tenido que pasar tantos años para que tengamos una biografía completa.
Pues sí. Lo llaman el Nobel olvidado. Era una cosa verdaderamente rara porque, después de que le concedieran el Nobel, vivió hasta el año 84. En consecuencia, todas las biografías que habían salido a rebufo de la concesión del premio eran incompletas, no completaban su ciclo vital. Esta, en cambio, aporta muchas cosas novedosas sobre su vida.
Por ejemplo, afirmaciones sobre sus intensas relaciones amorosas.
Sí. He puesto, negro sobre blanco, relaciones suyas que apenas se sabían, como la que mantuvo con Carlos Bousoño, que era conocida en los círculos literarios de Madrid. Otras cosa era que se ocultase, porque Aleixandre tenía una guardia pretoriana que protegía su intimidad.
Saca a la luz correspondencia hasta ahora inédita entre ellos.
Bousoño llegó a comentar a Francisco Brines que era poseedor de unas cartas de amor de Vicente Aleixandre. Existen alrededor de sesenta.
¿Dónde se encuentran?
En su archivo, en manos de Ruth Bousoño. Y ya depende de ella hacerlas públicas. Supongo que no querrá.
De hecho, según mis fuentes, está bastante enfadada con este asunto.
Pues la viuda se enfadará, pero yo, cuando hago una biografía, tengo que contar la verdad. Y no solo eso: tengo que hacer una biografía completa. Así que era algo que no podía obviar.
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¿Hay cartas de Bousoño al Nobel?
No lo sé. De lo que a mí me han hablado es de la otra parte. Y lo hacen varias fuentes totalmente fiables. Además, son personas importantes dentro del mundo de las letras. Intelectuales españoles de mucho renombre, por lo que sé positivamente que no estoy diciendo nada extraño.
La biografía incluye, incluso, algunos fragmentos de esos textos.
También he tenido acceso a ellos gracias a fuentes que no voy a desvelar.
¿Qué más podremos descubrir en este libro?
Incluye, por ejemplo, el primer examen de Aleixandre, con diez años, su primer texto autógrafo. O el descubrimiento de que no se llama Vicente Pío, como se decía y como pone la Wikipedia, sino Vicente Pablo.
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También habla de su posición en la guerra civil.
Así es. Él era republicano, pero no frentepopulista. Creía en la República porque pensaba que iba a traer aires de libertad. No solamente en cuanto a la igualdad social, sino también en la materia que a él le afectaba, que era su ambivalencia sexual. Es un republicano que, como viene de una familia burguesa, se convierte en sospechoso. La gente no sabe que Aleixandre fue detenido y llevado a una checa. Podía haber corrido la misma suerte que Lorca pero a manos de republicanos. Neruda y Altolaguirre interceden por él para que lo liberen, pero eso marca su futuro. A partir de ahí, pasa mucho miedo en la guerra porque está en el punto de mira.
Su relación con Bousoño surgió en pleno franquismo. ¿Cómo lo vivió?
El franquismo se aprovecha de Aleixandre. Primero lo oculta, durante los años más duros, pero luego es rehabilitado. Y no solo eso: ya para el año 50, es nombrado académico. Él, por el contrario, no colabora nunca de manera directa con el régimen. Aunque es cierto, por otra parte, que el poeta Ángel González le recrimina que no rechazase el nombramiento. Pero esa situación de Aleixandre sirve de aire nuevo para que, en torno a su figura, los poetas del 27 puedan tener un referente. Y también su casa de la calle Velintonia, donde él iba recibiendo a todos ellos.
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Una casa por la que pasaron grandes como Lorca o Hernández y que, sin embargo, hoy está a la venta.
Por allí pasaron absolutamente todos, pero lo único que está protegido es el cedro que plantó en el año 40 como símbolo de renacimiento.
Asegura que puso el amor y la amistad por encima de la poesía.
Sí. Su lema era 'La vida por encima de todo'. Y, dentro de la vida, la amistad y el amor. Son sus dos ejes fundamentales. Por encima, incluso, de la poesía. Además, era el gran confraternizador de la Generación del 27. Luis Cernuda lo define como un confesor de almas. Lo sabía todo de todo el mundo porque todo el mundo se confesaba con él. Sabía escuchar, preguntaba y era una persona con un ego moderado, algo difícil de encontrar en el mundo literario.
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Su legado terminó en litigio entre sus herederos y los Bousoño, que al final se quedaron con su archivo, también a la venta.
Lo único que me preocupa y me molesta es que el archivo, en manos de los Bousoño, no pueda ser consultado por los investigadores.
Padeció problemas de salud de joven que obligaron a extirparle un riñón y a llevar una vida sedendaria. ¿Cómo murió Aleixandre?
Una de las últimas frases que dice, precisamente a Carlos Bousoño, es: «La vida es un dolor». Era una persona muy lúcida y todo aquel que es lúcido no puede ser del todo feliz.
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¿Era creyente?
No. Tuvo algún intento de reconvertirse cuando, siendo muy joven, en el año 22, la vedette Carmen de Granada le transmite una gonorrea. Él lo pasa muy mal y promete volver al seno de la Iglesia, pero, cuando se curó, se olvidó del asunto.
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