«A Berenguela le gustaba el poder, salir en la foto le interesaba menos»
El autor cierra su trilogía novelada sobre la Reconquista con 'Berenguela', que se presenta este miércoles en el Aula de Cultura
Berenguela la Grande fue reina de Castilla un único día, pero su forma de entender el poder pudo cambiar la historia de España; sin embargo, ... apenas es conocida. De hecho, hay quien nunca había oído hablar de ella hasta que el escritor José Ángel Mañas (Madrid, 1971) ha reivindicado su importancia en su última novela, 'Berenguela' (La esfera de los Libros, 2023). Con ella pretende explicar por qué su figura ha quedado relegada o por qué sus acciones cambiaron el rumbo de nuestro país. Una novela, mezcla de historia, intriga y leyenda, que se presenta el próximo miércoles en el salón de actos de la Escuela de Comercio, a las 19 horas, de la mano del Ateneo Jovellanos y el Aula de Cultura de este periódico.
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-¿Por qué Berenguela?
-Porque la primera novela de mi trilogía sobre la Reconquista, '¡Pelayo!', trataba de la batalla de Covadonga y el nacimiento del reino de Asturias; la segunda, '¡Fernán González!', se centraba en la batalla de Simancas y esta, 'Berenguela', en la batalla de las Navas de Tolosa, pero al escribirla, me di cuenta de que no quería centrarme en el bueno de Alfonso VIII de Castilla, el vencedor, porque es un personaje muy conocido. Una figura muy sobada, por decirlo así. Tampoco en Fernando el Santo, su nieto, el conquistador de los reinos de Jaén, Córdoba y Sevilla, así que tenía problemas. No terminaba de verlo. No sabía cómo centrar la historia...
«Era una gobernanta en la sombra, pero la llamaban la Grande, y eso es muy importante»
-¿Y qué hizo?
-Lo discutí con mi editora y ella me dijo: ¿por qué no Berenguela? Yo tenía mis dudas porque Berenguela solo había sido reina durante un día, pero decidí darle una oportunidad y resultó que, fíjate, yo pensando que iba a ser un personaje menor y la tía fue un descubrimiento. Tenía un protagonismo absoluto en la política de su tiempo, especialmente en la unión entre Castilla y León, algo que se conoce poco. Entonces dejé de mirar a Despeñaperros y a la batalla, y comencé a mirar a Castilla y su unión con León. Me cambió el asunto y a partir de ahí empezó la novela.
-Fue reina solo un día, pero usted asegura que ese hecho cambió la historia de España.
-Sí. Unas horas en realidad porque el mismo día de su coronación le trasladó la corona a su hijo Fernando y es entonces cuando tuerce la historia porque, legítimamente, podía haberla reclamado Alfonso IX, rey de León. Según el tratado de Sahagún, si cualquiera de los Reyes (el de León o el de Castilla) moría sin descendiente varón, el otro tenía derecho a su trono, pero Berenguela hace esta jugarreta. Si queréis un rey varón, aquí tenéis a mi hijo en vez de a Alfonso. Y es transcendente porque si hubiera sido al revés, ahora estaríamos hablando del Reino de León y Castilla, y ya sabemos que la segunda parte se tiende a olvidar, con lo cual habría acabado siendo la corona de León. Seríamos leoneses, pero el sesgo de esa unión que va a cambiar la historia de España era castellanista, el que le imprime Berenguela. Por eso creo que es tan importante.
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-Reina un día sobre el papel, pero muchos años más en la sombra.
-Lo cierto es que se coordina con Fernando 30 años en Castilla y 16 en León, y mantiene el poder ejecutivo. Eso es lo que yo defiendo en la novela. Era una gobernante en la sombra, aunque, ojo, la llamaban la Grande que es un sobrenombre muy importante porque ya sabemos que con los sobrenombres eran muy puñeteros. Tenemos a Juana la Loca, Urraca la Temeraria, Sancho el Craso, Alfonso II el Casto... Podían haberla llamado la Efímera, por su corto reinado sobre el papel, pero la llamaron la Grande porque gobernaba con discreción, pero gobernaba y lo hizo, además, durante muchos años.
-Supongo que los leoneses no querrán mucho a Berenguela.
-Nada. Ellos sí que se acuerdan de ella, no como el resto del país, y la tienen demonizada porque era una mujer muy culta, consciente de que no solo hay que ganar la batalla, también hay que contar que las has ganado. Ella lo hizo a través de su hijo y de las crónicas de la época que encargó y que cuentan la versión castellanista de los hechos. Su historia es el arranque del relato nacional español. Y en León consideran que su decadencia empieza con Berenguela. La tienen, efectivamente, muy poco cariño.
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-Ella tiene ascendencia importante como puede ser, por ejemplo, Leonor de Aquitania. ¿Cómo la influyó?
-Berenguela tenía dos referentes femeninos claros. Por un lado, su abuela materna, que no era otra que Leonor de Aquitania, la mujer más influyente de la Edad Media; y luego, Urraca de León, que fue la primera reina medieval en Europa. Ambos referentes le permiten ver que se puede regir siendo mujer. Además de que ella tiene una inteligencia natural, es una superdotada política. Cuando te fijas en sus acciones, te das cuenta de que sabía ver y analizar muy bien las situaciones y era buena diplomática, pero, claro, es que fue educada para gobernar. Debido al tratado de Sahagún y viendo Alfonso VIII que solo tenía hijas -él estaba muy preocupado por ese tema-, decidió educar a Berenguela, la primogénita, como heredera. Eso es lo que le da la posibilidad de hacer lo que hizo. Se parece a lo que está haciendo en la actualidad la Casa Real con Leonor.
-Algo muy diferente a lo que ocurrió, por ejemplo, con Juana de Castilla.
-Claro porque Berenguela sabía de su importancia y de sus posibilidades. En cambio, el problema que tuvo Juana de Castilla o Juana la loca es que no fue criada para gobernar. Berenguela, sí; y además tuvo la suerte de que las circunstancias le fueron favorables. Era una mujer muy preparada al margen de su capacidad.
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-¿Y porque es tan desconocida?
-Porque sobre el papel, su coronación dura apenas unas horas, por lo que es fácil que la historia pase de su padre Alfonso a su hijo Fernando sin que ella aparezca. Pasa desapercibida, pero, en la realidad, detrás de esa coronación y abdicación, fue ella quien ejerció el poder mientras Fernando estaba guerreando. Ella gobernaba, hay estudios en los que se resalta que correinó con su hijo, pero era discreta. Le gustaba el poder ejecutivo, pero salir en la foto le interesaba menos.
-Una discreción que lleva incluso a su muerte.
-Sí, yo he visto su sarcófago en el Monasterio de las Huelgas, en Burgos, y está liso. A su lado está el de Leonor Plantagenet, su madre, lleno de leopardos tumbados, que son un símbolo de la casa Plantagenet. Alfonso VIII tiene castillos y mucha floritura, pero la tumba de Berenguela es totalmente lisa porque ella era muy austera y discreta. Una cuestión de carácter
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-En las anteriores novelas los títulos van entre exclamaciones, pero en esta no. ¿Por qué?
-Porque no cabía (risas). El maquetista me dijo que quedaba muy feo y, al final, bueno, decidí quitarlo.
-Con esta novela cierra su trilogía sobre la Reconquista. ¿Por qué decidió escribir sobre este periodo histórico concreto?
-Porque es el momento clave en el que se entiende lo que es España; el debate historiográfico más importante de la historia española. En mí nace este querer entender a partir del procés catalán, algo que me afecta mucho. Todo ese momento de turbulencias hizo que me planteara explorar otros momentos de la historia para entender mejor dónde estamos y de dónde venimos. Esto, de todas formas, había arrancado ya en el 2016 cuando escribí una serie de artículos en los que recreaba el día a día del 36. Llevaba un tiempo con el gusanillo de meterme en histórica.
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-Habla mucho del sesgo castellano y del nacimiento de Castilla. ¿Es este un tema que le obsesiona?
-Me interesaba mucho el nacimiento de Castilla porque, en realidad, Castilla llega tarde, pero se va a convertir en la locomotora de lo que más tarde va a ser España. Es una escisión del Reino de León -era un condado vasallo de León-, y de repente ocurre. ¿Por qué? ¿Cómo? También me interesaba la unión posterior de Castilla y León, lo que he descubierto a través de Berenguela. Una unión que yo no conocía porque sí que estudiamos la unión entre la corona de Castilla y la de Aragón, pero no esta. Los principales hitos históricos del período medieval, que es muy complejo, se sabe menos de ellos. Reconozco que también es una cuestión familiar porque mi padre es castellano y mi madre asturleonesa.
-¿Y qué balance hace ahora que lo da por concluido?
-Ha sido un ciclo muy bonito y tengo la sensación de que yo sí que he entendido cosas que no conocía bien como, por ejemplo, el punto de vista de los leoneses. Me siento satisfecho.
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-Y mañana, ¿qué va a escribir?
-Vuelvo a la realidad. Soy un ecléctico, siempre lo he dicho, y me gusta cambiar de registro. Ahora quiero volver al presente. Quiero escribir sobre la 'deep web', la red profunda, las criptomonedas, los bitcoins, el mercado y ese tipo de cosas.
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