Clara Usón se lleva el Premio Hammett con 'Las fieras'

El nombre de la ganadora del principal galardón del festival literario se desvelaba en el mediodía del viernes, junto al resto del palmarés de la presente edición, en un salón de actos del Museo del Ferrocarril inundado de autores finalistas y también de expectación por conocer las decisiones de los respectivos jurados, en las que no faltarían las sorpresas. Así sucedió con Juan Trejo, que obtuvo el Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro por 'Nela, 1979' (Tusquets) o el periodista Manu Marlasca, reconocido con el Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela policiaca por su debut en la ficción 'Tú bailas y yo disparo' (Áncora & Delfín). El que está siendo el libro del año, 'La península de las casas vacías' (Península) de David Uclés se consagraba con el Premio Espartaco a la mejor novela histórica, mientras Esther García Llovet conseguía el Premio Celsius a la mejor obra de ciencia ficción y fantasía por su novela 'Los guapos' (Anagrama).

Un ejército de 'Angelinos' (el Rufo encarnado este año en el poeta Ángel González) aguardaba en una tarima su entrega a los finalistas y a su lado las cinco estatuillas doradas destinadas a los triunfadores de la presente edición. "El protocolo es sencillo, os entregamos los 'Angelinos' y luego los ganadores podéis subir a cambiarlos por el premio", explicaría el director del festival, Miguel Barrero. Finalmente la alegría desbordante de los unos y la indisimulada decepción de los otros, provocarían una estampida de la sala que evitó cualquier situación involuntariamente confusa.

Entre los premiados, la reacción pasaba de la sinceridad de Clara Usón al resumir con un "estoy feliz" lo que sentía al ver reconocida una novela, de la que confesaba que le "costó mucho pero fue muy satistactorio porque me sirvió para recordar y explicarme una época tan terrible como los años de plomo del terrorismo. Cuando me dicen que es una historia dura, es que si escribo de ETA lo raro sería que me saliese un relato romántico. En todo caso he intentado equilibrarla también con algo de humor". Con similar franqueza la ganadora del Celsius, Esther García Llovet, aseguraba que "ya ser invitada a la Semana Negra era un premio y disfrutar de Gijón y las sardinas".

Y como sorpresa y detallazo, las palabras de agradecimiento que David Uclés leyó en asturiano: "Pasé munchos años investigando la guerra cola intención de qu'esti llibru se pudiere lleer como un ensayu solo que col realismu máxicu de fondo, por eso me fai abondo feliz esti Espartaco". Después revelaría que esta "es una alegría más que me da Asturies, aquí vive mi escritor favorito, Fulgencio Argüelles, y al igual que fue Galicia en otro tiempo me encantaría hacer de ésta también mi tierra y en septiembre volveré para una residencia literaria", expresaba.

Satisfecho por el premio a su ópera prima se mostraba Manu Marlasca: "En tantas ocasiones que vine con mis libros de true crime aquí ni pensaba en convertirme en novelista y menos en conseguir el Silverio Cañada. Me hace ilusión que haya sido con esta historia que habla del compromiso de los que trabajan por apartar de la sociedad a los que no merecen vivir en ella y con sus víctimas".

Juan Trejo agradeció el Rodolfo Walsh: "Es un honor que me asocien a ese nombre con una novela en la que intenté poner un punto de luz a mi hermana y a su generación, la de los 70 y 80, devastadas por la droga, darles el huequito que merecen, ni más ni menos", manifestaba el ganador a la mejor obra de no ficción.