La periodista del 'ABC' y escritora Inés Martín Rodrigo. E. C.
Inés Martín Rodrigo, escritora

«Qué difícil es quererse a una misma»

Presentará su última novela, 'Las formas del querer', Premio Nadal 2022, este viernes en el Aula de Cultura de ELCOMERCIO

Lunes, 7 de marzo 2022, 22:14

'Las formas del querer' (Destino, 2022), de Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983), es un libro hermoso, muy hermoso; de esos que se te pegan ... al corazón y que sabes que recordarás siempre. Una novela coral crecida de personajes tan reales, con alma, cuestión esta, no lo duden, muy difícil de lograr, que se lee como una respiración. Esto es, como una necesidad. Se empieza creyendo que se va a leer una historia distinta y que, finalmente, nada tendrá que ver con lo que el lector encuentra en realidad. Una historia que abraza y que se presentará este viernes, a las 19 horas, en el Antiguo Instituto, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO en colaboración con el Ateneo Jovellanos.

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–¿Cuánto de Inés hay en Noray, la protagonista de la novela?

–Me gusta decir que yo no soy Noray, pero también me gusta poner ese «no» entre paréntesis porque Noray y yo compartimos una serie de vivencias personales. Cuando en una novela hay una primera persona tan potente, es inevitable que el lector tienda a confundirla con el propio autor, pero no es así. No es una autobiografía o una autoficción. Este libro es una novela donde todo es ficción. Lo que sí sucede es que mi vida, mi entorno, el contexto de mi familia, de alguna manera, se ha filtrado, pero creo que se ha filtrado lo justo para alcanzar un equilibrio positivo para la ficción y para la propia historia.

–En la novela se describen muchas formas de querer. Para usted, ¿cuál de todas ellas es la más importante?

–Sin duda alguna, la amistad. Estoy convencida de que la amistad es la forma más bonita que tiene el amor. Además, esa amistad está muy presente en la novela y, sobre todo, lo está entre las mujeres que la protagonizan. Son mujeres valientes, que se ayudan entre ellas y se quieren mucho. Esa amistad es el querer más bonito y más generoso. Yo he tenido la suerte de tener una familia estupenda, pero también de haberme podido construir otra familia, la que tú te haces a través de los amigos que conoces a lo largo de tu vida. Eso me ha demostrado que la amistad es la forma más bonita que tiene el amor.

–La mayoría de las protagonistas más fuertes de la novela son mujeres que, muchas veces, se olvidan de quererse a sí mismas para querer a otros.

–Lo sacrifican, pero qué difícil es quererse a una misma y quererse bien. En el caso de Noray, la protagonista, creo que se pasa toda la novela intentando aprender a quererse a sí misma e intentando descubrir cuál es la forma adecuada de hacerlo. Pienso que las mujeres hemos tenido que aprender a querernos. Siempre hemos antepuesto el cuidado de nuestros seres queridos. Ha sido así siempre y creo que esto viene de una educación machista con la que cargamos. Las mujeres que aparecen en la novela renuncian a quererse a sí mismas para salvar y querer a los demás. Anteponen la felicidad de los demás a la felicidad propia, pero, a medida que pasan los años, van siendo más conscientes de lo importante que es saber quererse bien a una misma para poder saber querer bien a los demás.

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–¿Ha llorado escribiendo esta novela?

–Bueno, en determinadas partes sí porque yo estoy muy expuesta en ella. Como decía al principio de la conversación, se han filtrado partes de mi vida, pero también me he reído. En realidad, si algo es esta novela, es una vida, y tenía claro que tenía que reflejar ambos lados.

–¿Nunca pensó, en esos momentos de sufrimiento, dejar de escribir?

–No, nunca. Es cierto que durante la escritura de los capítulos que se centran en la enfermedad, en el trastorno alimenticio que sufre Noray, lo pase mal porque es algo que yo también padecí hace muchos años y está presente en mi vida de una manera muy terrible. Por lo tanto, a lo largo del tiempo que tardé en escribirlos, hubo momentos en los que tuve miedo. Miedo de volver a acercarme demasiado a ese precipicio y tener, una vez ahí, la tentación de saltar, pero, a medida que iba avanzando, me iba protegiendo a través de las propias palabras de Noray. Fue entonces algo bastante catártico, terapéutico, porque la escritura de esta novela ha sido una de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida.

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–La protagonista y usted comparten un hondo amor por la literatura y a lo largo de la novela hay gran cantidad de referencias literarias. De todas ellas, ¿con cuál se queda?

–Es muy difícil responder a esa pregunta. Es como cuando le preguntas a una madre con varios hijos con cuál se queda. La literatura está muy presente en la novela, hasta el punto de que creo que es un personaje más del libro, pero, en este caso, en este momento, en esta pregunta concreta de hoy, respondo que 'Los Buddenbrook', de Thomas Mann.

–¿Habrá una continuación de las formas del querer?

–No. Esto lo respondo con muchísima seguridad. Es cierto que la novela, sin destripar nada, tiene un final muy abierto, pero me gusta que sea así porque me he dado cuenta de que hay un libro para cada lector, con lo cual me parece muy bonito, y muy justo, entregarle al lector la potestad de decidir cómo acaba esta historia. Que cada uno decida, con su imaginación, cómo quiere que la historia continúe.

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–La novela está teniendo muy buena acogida, va por la tercera edición, ¿no le da vértigo este éxito?

–No estoy experimentando vértigo, y eso que yo tengo vértigo de verdad y las alturas las llevo muy mal. Al revés. Que una historia como esta tenga tantísimos lectores me parece maravilloso. Denota la capacidad que tiene la literatura de hacer que lo personal se convierta en universal y eso es lo más bonito que le puede pasar a un escritor, con lo cual siento mucha felicidad. En realidad, la lectura es otra forma maravillosa de querer.

–Una última pregunta, ¿qué está leyendo ahora?

–Acabo de terminar 'Amor libre' de Tessa Hadley, qué es una escritora que descubrí hace un par de años y me ha gustado muchísimo. Cuenta la historia de un adulterio en el Londres de los 60 y me ha gustado mucho la forma que tiene de describirlo porque no es un adulterio al uso. Es una mujer casada con una vida tradicional, acomodada, que se enamora, bueno, es más adecuado decir encapricha, de un hombre mucho más joven que ella. Y ahora estoy empezando a leer 'Cauterio', de Lucía Lijtmaer, que es también una historia de dos mujeres separadas en el tiempo y que me está cautivando. Esas son mis lecturas más recientes. Leamos a mujeres.

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