Gabriel Ureña al violonchelo y Patxi Aizpiri al piano protagonizaron el concierto de la Filarmónica. PALOMA UCHA

Beethoven a través del violonchelo de Gabriel Ureña

El músico avilesino y el pianista Patxi Aizpiri interpretaron un aplaudido concierto en el Jovellanos

RAMÓN AVELLO

GIJÓN.

Sábado, 30 de enero 2021, 02:37

El concierto de Gabriel Ureña y Patxi Aizpiri se había programado por la Sociedad Filarmónica de Gijón para noviembre del pasado año, dentro de los ... actos del 250 aniversario del nacimiento del gran compositor. El cierre del Teatro Jovellanos hizo que se aplazase hasta la noche de ayer, lo cual nos recuerda que, más allá de fechas puntuales, Beethoven sobrevuela efemérides. Todos los días y todos los años son hábiles para conmemorar su música.

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Gabriel Ureña es un violonchelista total, con una actividad que abarca la orquesta, principalmente como primer violonchelista de Oviedo Filarmonía, la música de cámara y el concierto solista. A Patxi Aizpiri le conocemos en Asturias tanto como pianista, acompañante de coros como el Orfeón Donostiarra, cantantes e instrumentistas, y por su labor durante varios años al frente del Coro de la Ópera de Oviedo. Ayer ofrecieron un concierto que fue como un viaje lleno de energía a la evolución musical del compositor. El recital estuvo presentado por David Roldán, con comentarios muy precisos y concretos sobre las obras y sus circunstancias.

Sin ser violonchelista, Beethoven fue uno de los primeros músicos que escribieron sonatas para violonchelo y piano, intuyendo las posibilidades tímbricas expresivas de este instrumento, según Pablo Casals el más parecido a la voz humana.

Las variaciones para violonchelo y piano sobre el tema 'Bein Männem, welche Liebe fühlen' (Para los hombres que sienten amor), aria de Pamina y Papageno de 'La flauta mágica', de Mozart, es una obra de juventud exquisitamente interpretada por Ureña y Aizpiri, fundamentalmente era un diálogo continuo de los dos instrumentistas sobre el tema de Mozart.

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La 'Sonata para violonchelo y piano N.º 3' es una de esas grandes obras de madurez de Beethoven. Fue la ofrecida anoche una versión introspectiva, con tiempos un poco más lentos que los convencionales y de buena profundidad.

Cerró el concierto la 'Sonata para violonchelo y piano N.º 5 en re mayor, Op. 102, N.º 2, última de las sonatas para violonchelo de Beethoven y obra de su periodo final. De la versión lo más destacado fue la increíble fuga final. Un buen ejemplo de contrapunto beethoveniano.

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Tras los aplausos, fuera de programa interpretaron a modo de propina 'El cisne', de 'El carnaval de los animales' de Camilo Sain-Saëns, bellísimamente cantada por el violín con los arpegios del piano. Ureña y Aizpiri no son un dúo ocasional o fortuito. Eso se nota y el público lo agradece.

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