«Me crié en una autocaravana, viajando como hacen los gitanos y animando las fiestas populares»
El prestigioso guitarrista Yamandú Costa cierra mañana el ciclo Vetusta & Jazz en el Teatro Campoamor
miguel a. fernández
Miércoles, 2 de junio 2021, 12:59
El ciclo musical Vetusta & Jazz se cierra mañana jueves en el Teatro Campoamor con el concierto del extraordinario guitarrista Yamandú Costa. Han sido cuatro citas con el jazz cargado de diferentes influencias, con diferentes visiones, extendiendo los paisajes de esta música universal que no tiene fin y que, para contento y felicidad de sus seguidores, ha contado con notable presencia en la programación cultural de este año en la ciudad.
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El despertar de Vetusta de esta siesta de tantos años, es mucho mejor si se conversa con un genio como el virtuoso brasileño. El concierto comienza a las 19.00 horas y las entradas están disponibles en la web municipal (entradas.oviedo.es)
-Habrá escuchado más de una vez decir que es usted el mejor guitarrista del mundo… a algunos nos gusta provocar con eso. Y sin embargo no siempre actúa como maestro. Su obsesión es siempre seguir aprendiendo de otros músicos.
-Nada, eso no tiene importancia… la música es una profesión, no tiene un punto de llegada. Eso me encanta. Porque siempre dependes de muchos factores. Dependes del día, de tu humor, de tu descanso, de tu preparación… principalmente de tu inspiración. Entonces, realmente lograr hacer un concierto especial, la conexión entre la música y las personas es un regalo enorme. Para eso hay que darse cuenta de que todos somos continuación de mucha gente, muchos músicos, muchas culturas, mezclas, vidas… esa inquietud empuja a aprender algo más siempre.
-Buscando continuamente.
-Hace poco leía un artículo de un estudioso brasileño sobre la cultura del sur de Brasil, del Río de la Plata. Y decía que los gauchos, que son propios de esa zona que se comparte con Brasil y Uruguay, son herederos de la cultura andaluza, del pueblo gitano. Que llegó allí, con la cultura del caballo y con todo lo demás. La historia es siempre un gran aprendizaje y en la música es igual: somos una gran mezcla. La música flamenca ya es una gran mixtura. No pretendo ser un gran maestro de una música específica. Yo quiero aprender más y más. Conocer mundos a través de la música.
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-Y ¿detrás de quién le gustaría ser citado?
-Yo me sentiría feliz con poder hacer una relación entre las culturas latinoamericanas. Porque en Europa no se conoce mucho esta faceta. Esta manera de vivir. Los países latinoamericanos están muy aislados de Brasil, por ejemplo. Y tiene que ver mucho con la lengua. Pero Brasil es un continente aparte dentro de la música americana. Y eso es una lástima. Porque vemos que no tiene conexiones con otras músicas. Hay más conexión en Río con Estados Unidos o Europa que con Argentina, Colombia o Uruguay. Y eso siempre me molestó bastante. Soy brasileño, pero del sur. En la frontera. Y me crié en casa siempre recibiendo gente de toda latinoamérica. Desde chico mi papá me enseño la riqueza enorme del continente y a respetarla.
-¿Cuándo se dieron cuenta de que tocaba demasiado bien la guitarra?
-(risas) La cuestión es que mi papá era un enfermo por la música y las culturas. Más allá del talento o la impronta musical esta inquietud fue el regalo más lindo que me hizo. Siempre querer conocer y descubrir sin descanso.
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-¿Cómo prepara sus recitales?¿Tiene un repertorio establecido o lo cambia mucho?
-Cambio mucho. Porque mi manera de hacer música no es de trabajo. No tengo canciones en la radio, éxitos. Soy un músico que interpreta mi propia música. En Oviedo llevaré músicas que tocaré por primera vez…
-¿Caerá 'Asturias' de Albéniz?
-(Risas) No, eso sería un poco redundante… va a ser más interesante aún. Y eso que me encanta y es un compositor muy interesante. Estoy ansioso de conocer Asturias y me han hablado maravillas de todo lo que tiene. Pero yo llevo mi continente y canciones desconocidas que seguro que van a poder disfrutar todos.
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-Ha tocado todas las músicas de Brasil, también al lado de los más grandes intérpretes y después ha ido recorriendo las otras músicas del continente.
-La música de Brasil fue mi principio. Yo me crié en un grupo musical llamado Os fronteiriços, que era el mismo nombre de un grupo argentino. Toqué Atahualpa Yupanqui, Eduardo Falú, Mercedes Sosa, todas esas músicas eran mi primera experiencia. Las milongas y valses uruguayos. Después empecé a mirar a mi propio país: Baden Powell, Jobim, Hermeto Pascoal. La gente no se da cuenta pero la música más conocida de Brasil es regional. La más conocida, la del sureste, la bossanova, el samba, el choro. Eso es de Río y es regional. Mi padre me dijo que tenía que conocer eso. Estudié y viví veinte años allí hasta que hace año y medio me vine a vivir a Lisboa. Si hablamos del Amazonas la música es fronteriza con Venezuela, Colombia, Ecuador. Ahí es más caribeña. En el nordeste, con el forró, el frevo. El país es enorme y tan diverso que me encanta.
-Una vida llena de experiencias.
-Tuve una vida muy diferente de la vida normal. Me crié en una autocaravana. Viajando con mi familia como hacen los gitanos. Animábamos las fiestas populares. Fui a la escuela muy poco. No me gustaba el mundo de los niños. Me parecía ingenuo. Mi universo era de los adultos que filosofaban, cantaban y recitaban poemas… Ahora viendo a mis hijos me doy cuenta de la enorme diferencia. Pero así es la vida, con sus cosas buenas y no tan buenas.
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-Es de los pocos guitarristas que parece un niño divirtiéndose cuando toca. Parece que moldea la guitarra al tocar.
-Yo creo que la música nos pone en un ambiente diferente. Cuando ves a un guitarrista ya veterano, en el momento en que comienza la conexión con la música, lo ves en sus ojos. No hay edad. La música nivela el sentimiento. Te pone en otro nivel de conversación. Tiene ese poder. Yo tengo una postura muy relajada cuando toco. Me gusta el embrujo de la guitarra. Haces un armónico y te quedas envuelto en él. Pongo la emoción, relajadamente. A veces la ejecución puede no ser perfecta en su finalización, pero la gente ve que disfruto y entra en ese mundo junto a mí.
-¿Cuál es el motivo de venir a vivir a Lisboa?
-Por varias razones. En los últimos años tengo muchísimas invitaciones para actuar en Europa. En 2017 hice quince vuelos solo a Europa, y calcula a doce horas cada itinerario. Estar aquí facilita todo. Si tengo que ir a Japón ya es incalculable. Ahora estoy a doce horas y antes eran treinta. Es agotador. Y además por suerte llegué poco antes de la pandemia. Por otro lado la situación en mi país es lamentable con la administración actual. Mi país entró en un retroceso. Mi mujer es francesa y mis hijos tienen pasaporte francés y yo tengo pasaporte italiano por la familia de mi mamá, lo que facilitó las cosas. Busqué una situación normal para mi familia. Además en Brasil no hay coherencia. La diferencia social es ya agotadora. Pensé en España y su cultura me encanta, pero las conexiones de Portugal con Brasil suelen ser excepcionales. Así que vivo en Lisboa ahora y estoy muy contento. Llegué en diciembre de 2019, mes y medio antes del cierre. No creo en Dios pero suerte tengo. El problema es adelgazar acá. La comida es riquísima. Y la gente es tranquila y pacífica.
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-Su próximo disco se grabó en Lisboa con la participación del guitarrista Luis Guerreiro.
-Sí, se va a llamar 'Caminantes'. Yo ahí invito a dos músicos, uno es él y el otro es un bandoneonista argentino, Martín Sued. Es un cruce de culturas portuarias. La guitarra portuguesa dicen que viene de la guitarra inglesa. El bandoneón tiene origen alemán y mi guitarra de siete cuerdas viene de Rusia y llegó a Río de Janeiro a principios del Siglo XX de manos de músicos gitanos.
-Y hay otra música aquí a la que también se va a acercar, el flamenco.
-Quiero aprender más sobre el flamenco. Cuando conocí a Cañizares hablamos mucho de esto. A la gente le gustan las mezclas y tengo mucho respeto por esto, hasta este trío que hemos hecho aquí en Lisboa. Hay que tener cuidado para que el lenguaje no sea falso, mercantilista, que solo busque el éxito. Este tiene que ser consecuencia natural. Así que mi respeto por el flamenco es enorme. Y quiero grabar capítulos en mi serie de Youtube «Histórias do violão» para conocer esa cultura. Pero no me atrevería a tocar esa música. Cuando ves a los gitanos en sus fiestas cantar y bailar con todos esos ritmos, esos fundamentos… ya soy viejo para aprender. Empiezo a distinguir los palos, pero no es mi lenguaje y no me parece atrayente hacer mezclas que no son naturales.
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