¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Equipo técnico de Ópera de Oviedo. En primer término; Ruben Alonso y Mario Álvarez. Detrás, empezando por la izquierda, Mariano Rodríguez, Julio Ruiz (jefe de maquinaria), Alberto Suárez, Alfonso Malanda (director técnico), Iván Collazo y Román Álvarez. fotos: álex piña
Ópera de Oviedo

«Nada pudo con el amor a este trabajo»

Euforia. El núcleo duro de la Ópera, más de medio centenar de personas, vive con una mezcla de alegría y agotamiento el tramo final de «una temporada de locos» marcada por la covid. La de Oviedo es una de las pocas del mundo que ha logrado sacar adelante todos los títulos

AZAHARA VILLACORTA

Viernes, 15 de enero 2021, 03:39

La jefa de vestuario de la Ópera de Oviedo, Susana de Dios, no tiene reparos en admitir que es una mujer de lágrima ... fácil. Pero es que la temporada 2020-2021, que arrancó el pasado septiembre con 'L'heure espagnole' y 'Les mamelles de Tirésias' y que encara su recta final con los ensayos de 'Los pescadores de perlas' -su quinto y último título, que alzará el telón en el Campoamor el día 25-, ha logrado poner a flor de piel las emociones del más templado.

Publicidad

Porque, en aquel ya lejano septiembre, nadie en el núcleo duro de la Ópera de Oviedo -conformado por un equipo de más de medio centenar de profesionales- era capaz de imaginar que estaban a punto de enfrentarse a «una temporada para la historia», la número 73, la de la pandemia, que les obligaría a luchar a brazo partido, todos a una, para sacar las cinco producciones adelante, recuerda De Dios, quien no puede evitar volver a emocionarse al echar la vista atrás y al evocar también a su colega, la figurinista Pepa Ojanguren, fallecida en agosto, «que no ha podido verlo, pero que sigue estando muy presente».

«Ha sido una temporada de muchísima incertidumbre, pero también apasionante, porque ha conseguido sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Ahora sabemos que somos grandes y que nada puede con el amor a nuestro trabajo», resume la diseñadora, que tampoco oculta el «orgullo» de haber formado parte de un equipo en el que «la implicación fue del cien por cien» desde que su director general y artístico, Celestino Varela, les reunió para pedirles «responsabilidad individual» dentro y fuera del Campoamor. Una orden que cumplieron a rajatabla, de los maquinistas a las maquilladoras pasando por la OSPA y Oviedo Filarmonía. «De hecho, desde entonces, nuestra vida se reduce a ir del trabajo a casa y de casa al trabajo. Y la prueba de lo en serio que nos lo tomamos es que no ha habido ni un solo contagio».

Equipo técnico. Sentados, Raúl Vázquez y Artur Gonçalves (regidores). Detrás, Guillermo Llana (sonido), con Lorena Viedma y Daniel Díaz (utilería).

Fueron jornadas vertiginosas en las que lo que más pesaba era «no saber qué iba a pasar al día siguiente, no poder planificar absolutamente nada». Días de «agotamiento» provocado por «una tensión emocional enorme» que estalló como una burbuja cuando, con todo listo para subir a escena el título estrella de la temporada, el tercero, 'Madama Butterfly', las restricciones impuestas por el Gobierno regional hacían saltar por los aires el estreno y, con él, todas sus ilusiones.

Publicidad

«Ese fue, sin duda, el peor momento. Se nos cayó el alma a los pies», recapitula Asun Noriega (al mando de la gestión de abonos y localidades), que terminó «exhausta pero feliz» después de vivir durante los últimos meses pegada a un teléfono, al habla con abonados y espectadores con localidades sueltas, haciendo que todas las piezas del gigantesco puzle que es la Ópera encajasen, porque a las restricciones de aforo hubo que sumar los incontables cambios de fechas que obligaron a reubicar butacas una y otra vez. Un rompecabezas endiablado que obligó a hacer lo nunca hecho: alternar las funciones de 'Madama' y 'Fidelio' en un auténtico 'tour de force'. Un salto al vacío. El más difícil todavía: once funciones en doce días. Pero lo hicieron «con la generosidad y la complicidad del público» y todavía están «alucinando». Y, encima, cuando la veían en el teatro, muchos se acercaban a agradecerle tanto esfuerzo a esta mujer que más de una noche también terminó «llorando como una Magdalena» de pura emoción entre aplausos que se prolongaban más de lo normal.

Equipo de gestión. De pie, por la izquierda, Rubén García, Alicia S. Hulton, Laura García, Marioli Álvarez, Asunción Noriega, Esteban Urzelai, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, Adolfo Domingo y Celestino Varela. Sentadas, Patricia Cuesta e Irene Vuelta.

«Una locura» colectiva que implicó del primero al último y en la que también tuvo mucho que ver Patricia Cuesta, al frente de la coordinación artística. La encargada de lidiar con las agendas de los cantantes, las compañías aéreas e incluso con el disgusto de alguna diva que reprobó abiertamente los cambios.

Publicidad

«Algunos de los artistas no pudieron viajar hasta el último minuto, hubo que llamar a consulados como los de Estados Unidos o México para conseguir visados especiales y a veces llegaron y otras no... Ha sido una temporada dura, pero todos estamos muy contentos, porque hemos sido una de las pocas en el mundo que hemos podido hacer todos los títulos. Y eso ha sido posible porque todos estuvimos unidos, con muchas ganas de levantar el telón».

Sastrería. De izquierda a derecha, Verónica Paredes, Christine Tavier, Sofía Arias, Ike Wahl, Aia del Castillo y Susana de Dios (jefa de vestuario).

Desde el director del equipo técnico, Alfonso Malanda, que recuerda que, «entre ERTE y paro, mucha gente llevaba sin poder trabajar desde marzo», a los miembros del coro, dirigidos por Esteban Urzelai, a punto de marcharse de Asturias rumbo a su nuevo destino como subdirector del Coro Nacional. De Adolfo Domingo, responsable de que los programas de mano estuviesen a tiempo o de que la web se actualizase con las novedades, a Laura García, asistente de dirección, patrocinio y mecenazgo, que no se olvida de que «empresas y mecenas siguieron apoyando y, a pesar de lo complicado de la situación, en algunos casos incluso aumentaron sus aportaciones».

Publicidad

«Un equipo de lujo que ha demostrado que la cultura es segura, además de un bien esencial para nuestra sociedad», en palabras del presidente Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, que se prepara ya para disfrutar de la perla final de esta temporada antes de abordar el «agujero» económico que les deja esta crisis sanitaria y volver a reclamar más financiación al Principado: el título de Bizet que, según Susana de Dios, «es pura belleza zen». La prueba irrefutable de que a la tempestad siempre sigue la calma por más que aún nos quede mucha tormenta por delante.

Caracterización. Por la izquierda, Yolanda Basante, Roberto Carvajal, Nieves Fernández, Sara Doblas, Pilar Ruiz-Retegui, Belén Rueda (jefa de caracterización), Neta Fernández y Alexandra Pichuco.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad