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Los músicos, en pie, se dirigen al público asistente al Teatro Jovellanos. JESÚS MANUEL PARDO

Suena viento del Este, viento del Oeste

Marzena Diakun dirige a la OSPA en la sugerente inauguración del Festival East- West en el Teatro Jovellanos de Gijón

Viernes, 12 de abril 2024, 02:00

Como en la novela de Pearl. S. Buck, dos vientos musicales recorren este «festivalín» de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), Festival East- ... West, que ayer comenzó en el Teatro Jovellanos. El festival continuará hoy con el mismo programa en Oviedo, y el sábado, también en la capital, con un recital de canciones de aquí y de allá protagonizadas por la mezzo francesa Fleur Barón acompañada al piano por Julius Drake y al violonchelo por Maximilien von Pfeil. Culminará el jueves con Gustav Mahler y su 'Canción de la tierra', con la OSPA, bajo la dirección de Nulo Coelho y con la voz de Fleur Barón y el tenor Benjamin Bruns y, finalmente, terminará el 20 de abril en la Casa Natal de Jovellanos con el cuarteto de cámara Kaleidoscope.

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Es, por lo menos, la tercera vez que vemos a la directora polaca Marzena Diakun al frente de la OSPA. En el 2021 su nombre se barajaba como una de las candidatas a la dirección de la orquesta asturiana, pero se interpuso y se adelantó la Orquesta de la Comunidad de Madrid, de la que es titular.

En la segunda parte, dirigió una 'Sheherazade' magnífica, protagonizada por el concertino Jordi Rodríguez. Marzena deja mucha libertad a los músicos en los fraseos individuales, suspendiendo el tiempo para que hagan un fraseo más subjetivo. La versión, rítmica y tímbricamente, fue una maravilla. En la primera parte, la OSPA interpretó 'La canción del ruiseñor', una suite sinfónica basada en una ópera sobre un cuento de Andersen. La versión, excesivamente medida, destacó sobre todo por el juego tímbrico de la trompeta, la flauta y el oboe. Fue una interpretación convencional.

Se estrenaba en Asturias 'El canto del fénix flamante', poema sinfónico para sheng, instrumento de viento chino, interpretado por Wu Wei, compuesto por Man Fang, presente en la sala. Esta obra es una deconstrucción de la estructura de concierto formal. Muchos glissandos en la cuerda, sonoridades originales y lo más peculiar: el instrumento y el instrumentista. El sonido del sheng, escuchado especialmente en la cadencia, es como un acordeón con colores de bocinas y maullidos de gato. Sugerente, pero horrible.

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