«Las canciones pasan ahora muy rápido por nuestras vidas»

–Vuelve a Oviedo después de unos cuantos años. ¿Cómo será el concierto de La Salvaje?

–Será un concierto acústico, yo solo. Sí es cierto que toqué hace muchos años en Oviedo, en la época de Los Madison, así que haré un repaso a los temas de siempre, pero también mostraré las últimas canciones que he ido sacando.

–Tocar con los Secretos son palabras mayores... Son una referencia para su generación.

–Para la mía y para muchas otras. Hay gente de todas las épocas, ves a madres con sus hijos, hay gente que se emociona en primera fila y tiene 25 años. Tenemos un repertorio impresionante, si no es el mejor de la música nacional, es de los mejores. Las canciones son incontestables.

–Tocó con Miguel Ríos, con M-Clan, con Quique González... Ese respaldo de gente consagrada supongo que le habrá abierto muchas puertas.

–Sí, sin duda. Me siento muy afortunado de que gente como Álvaro Urquijo, Quique González, Miguel Ríos y otros se hayan fijado en mí, me siento muy arropado por la gente de la profesión. Son mis referentes y me ayudaron mucho tanto con Madison como en solitario. Que esta gente se haya subido conmigo a un escenario es un privilegio.

–¿Le quita energía tocar con Los Secretos para su proyecto personal?

–Más que energía me quita tiempo, pero subirme al escenario con ellos es un regalo. Ahora venimos de hacer una temporada de verano con muchos conciertos y es duro, pero me siento muy afortunado. El primer 'casette' que me compré fue porque tenía 'Adios tristeza' y mi primer disco fue 'Cambio de planes', así que esto es como un sueño.

–Publicó en 2020 'Tras el huracán', que tenía ya mucho de desahogo, pero después llegó la pandemia. ¿Cómo le ha afectado?

–Por un lado, nos ha hecho muchísimo daño a todo el sector. Músicos, técnicos... a toda la cultura. Yo me hundí las pasadas Navidades, estaba roto psicológicamente. Pedí ayuda y ahora estoy saliendo del agujero en el que estaba metido. Por otro, sí han salido algunas canciones, pero sobre todo estoy muy agradecido al cariño que me ha demostrado la gente que me sigue. Yo hice conciertos desde casa, por si alguien quería aportar algo de dinero, y agradezco a ese público que me apoyó. Pero sí que ha sido devastador para el sector, para la cultura.

–También para mucha gente a quien la pandemia le ha afectado psicológicamente.

–Sí. Es algo que nadie vio venir y no todo el mundo está mentalmente estructurado para aguantar algo así. Hay gente que lo lleva mejor que otra, pero el mazazo ha sido para toda la sociedad. A mí me ayudó mucho leer el libro de Ángel Martín 'Por si las voces vuelven', que además es un amigo. Me ayudó mucho a pedir ayuda, que es algo muy sano y muy normal cuando uno solo no puede superar los baches.

–Volver a tocar supongo que es también terapéutico.

–Claro. En nuestro caso, solo el hecho de subirte a un escenario, de volver, es muy saludable. El primer concierto que hice tras la pandemia fue en Barcelona y recuerdo que los aplausos me sonaban raros, se nos había olvidado cómo sonaban. Para mí fue superemocionante, y eso que todos estaban sentados, separados entre sí, con mascarillas... Lo bueno que tiene este trabajo es que el contacto con el público es una cosa muy bestia, es algo empático, y volver a la furgoneta, a hacer planes con tus canciones y tu gente es un chute de energía.

–¿Cómo ha cambiado la música en los últimos años?

–Las canciones ahora no aguantan el paso del tiempo, como lo hacían las de Elvis, Tom Petty, Roy Orbison, Bruce Springsteen... Ahora son más inmediatas y tienen menos peso. Importa más cómo te vistes, el videoclip, pero el mensaje ha perdido peso y para mí es dramático. A mí me gustan las canciones que me pongan los pelos de punta, que me hagan llorar, y ahora no encuentro a casi nadie con quien me pase eso. Ha cambiado la forma de escuchar música: las canciones pasan muy rápido por nuestras vidas y no creo que muchas aguanten el paso del tiempo.