Señor Serrano y su triplete audiovisual
La compañía catalana lleva el fin de semana al Jovellanos tres obras nada convencionales con metáforas, preguntas y capas de reflexión
M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Martes, 13 de abril 2021, 03:26
Es teatro cien por cien. No hay duda. La Agrupación Señor Serrano, compañía catalana fundada por Álex Serrano en 2006, que se mueve en ... terrenos tecnológicos y multidisciplinares, que explora caminos y plantea preguntas incómodas, llega este fin de semana a Gijón por partida triple. Estará en el Jovellanos viernes, sábado y domingo con tres funciones diferentes.
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Pau Palacios es el primer ministro de una república muy pero que muy independiente que trabaja más fuera que dentro de España. «Somos una compañía que hace espectáculos de creación propia, no cogemos textos de otros, todo parte de nuestra propia creatividad», introduce este creador que advierte que la imbricación en la contemporaneidad es otra de sus señas de identidad. «Nos metemos en temas problemáticos, peliagudos, no hacemos actualidad, pero sí que tratamos esto que nos preocupa a todos de cómo va el mundo, pero no de manera periodística, documental, lo hacemos a partir de la imaginación, de metáforas».
Y con un lenguaje propio y cada vez más definido: «Son espectáculos muy visuales, muy audiovisuales, el vídeo, que siempre había estado presente, de repente se convierte en vehículo de toda la dramaturgia: lo que hacemos es construir historias, reflexiones, casi documentales, a partir de objetos, maquetas de acción performativa, y todo va confluyendo a través en una o varias pantallas», relata. Es un lenguaje pop, audiovisual y crítico, pero sucede en directo, solo tiene sentido si el espectador está en el patio de butacas, es un diálogo constante y es, por tanto, «teatro con mucho vídeo pero es teatro cien por cien», afirma Pau Palacios, que reivindica la escena sin etiquetas. Ellos no se las ponen, pero saben que lo suyo es lo que es: « No construimos una historia única, a partir de metáforas y capas se van creando varias líneas dramatúrgicas que se van cruzando y enfocan a un mismo tema y llegan a una conclusión que hace el espectador, no se la damos masticada».
Vamos por partes. El viernes presentan 'Birdie'. ¿Y qué oculta? «Trata el tema de la emigración de una forma muy amplia, desde las galaxias hasta animales, personas y bienes de consumo, ponemos todo esto en la coctelera y lo mezclamos con 'Los pájaros' de Hitchcock. Hacemos una lectura de la emigración no desde un punto de vista humano, sino desde el punto de vista de los pájaros. Ellos no tienen fronteras, se puede mover libremente, su movimiento es fluido, de modo que nos parecía interesante mirar la migración humana desde el punto de vista de un pájaro. Todo esto lo mezclamos con el golf, porque hay una jugada que se llama 'birdie' y nos lleva a una foto de José Palazón, en la que se ve el campo de golf de Melilla con la valla al fondo, y están justo encima los que la saltan que parecen pajaritos. Y lo llevamos a Hitchcock porque, cuando él hizo la película, decía que lo de menos eran los pájaros, lo importante era la reacción de la gente, y si a la película le quitas los pájaros te queda el miedo, el prejuicio. Queríamos jugar a esa lectura», detalla.
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El sábado llega 'The Mountain', cuyo punto de partida son las 'fake news'. Su perspectiva es de nuevo poliédrica. «En realidad hablamos de la verdad, partimos de esta metáfora del mundo griego de alcanzar la cima de la montaña para desprenderte de los velos y ver la verdad, pero la ponemos en duda, porque a veces hay nubes y no se ve igual a las ocho de la mañana que a las doce de la noche. Y todo esto lo mezclamos con escalar al monte Everest, porque aún hoy no se sabe si quienes lo intentaron en 1924 llegaron o no, se vio que estaban a punto de alcanzar la cima, pero un banco de niebla se los tragó. Nos parecía interesante hablar de la imposibilidad de saber cuál es la verdad», relata. Pero hay más elementos. Salen a escena la guerra de los mundos radiada por Orson Welles y en pantalla veremos a Vladimir Putin hablando y presentándose como un showman de la verdad que pone en duda nuestras convicciones como occidentales.
El cóctel es absolutamente molotov e inspirador. También para los más pequeños. El domingo presentan 'Prometeo', para niños de siete a once años. Y aquí los padres están vetados. No pueden entrar. «Es una opción para fomentar la autonomía y el espíritu crítico de los niños». A ellos les sirven el mito de Prometeo en una sesión muy participativa en la que plantean si hay que respetar las normas y por qué. «Solo Zeus puede usar el fuego y Prometeo se lo roba y se lo entrega a los seres humanos y eso plantea una serie de disputas. Lo que hacemos es preguntarles a los críos si Prometeo tenía que robar el fuego, porque robar está mal, pero era una causa justa». He ahí el debate: «A través de una reflexión socrática planteamos preguntas, pero no damos respuestas, animamos a los niños a buscar los grises, a no quedarse con la idea preconcebida, sino a reflexionar e ir un poquito más allá».
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