Lorenzo Silva en Illescas (Toledo), donde pasó el confinamiento junto a su familia.

«Ahora siempre buscamos endosarle el muerto a otro. Y así nos va»

Lorenzo Silva, Escritor ·

Presenta su libro en la Semana Negra

IGNACIO DEL VALLE

Viernes, 3 de julio 2020, 02:20

Lorenzo Silva llegará el sábado a Gijón para participar en la Semana Negra, donde presentará su última novela, 'El mal de Corcira', una nueva entrega de sus famosos guardias civiles. Mañana participará en una mesa redonda, y el domingo presentará su libro a las 21 horas en el Antiguo Instituto.

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–En la novela se habla de que, durante los años de plomo, la mayoría de españoles veía el peligro de una manera abstracta, como los seis mil muertos en carretera de esos años. Pero para militares y guardias civiles era otra cosa.

–Desde luego. Es algo que incluso constató el autor, porque me crié en una colonia militar y percibí durante un tiempo que mientras ETA matara uniformados, la conciencia social de la ilegitimidad de sus acciones quedaba bastante atenuada. Yo me he tenido que oír cosas como «nadie obligó a tu padre a hacerse militar». Quizá por eso haya que interpretar que la llamada 'socialización del sufrimiento' fue uno de los mayores errores estratégicos de ETA. Cuando apuntaron a periodistas y políticos, se hizo mucho más fácil verlos como los extorsionistas violentos que eran.

–Incluye en el libro una frase inquietante: «Un hombre que elige la muerte es una pregunta sin más respuesta que un vacío tenebroso».

–Siempre me ha llamado la atención que alguien elija hacer de la muerte su profesión, hasta el punto de aceptarla para sí cuando las circunstancias se lo reclamen. Es algo que vale para los soldados vocacionales, que digamos que se atienen a un código de honor, pero también para quienes abrazan la opción más brutal de esparcir el terror en nombre de un dios o de una idea. Como cuenta la novela, hubo etarras que lucharon hasta la muerte. Yo ahí me quedo sin adjetivos. Ni para enaltecerlos, como harían los suyos, ni para denigrarlos. Me sobrecoge ese vacío.

–¿Estarían las nuevas generaciones preparadas para un apocalipsis de tal calibre?

–Las nuevas generaciones saben que existe el Dáesh o Al Qaeda, y han visto sus sociedades colapsadas por una pandemia que desconcertó y superó a sus líderes. Pero es verdad que no se han visto ante la intimidación diaria y omnipresente que sufrían quienes fueron objetivo de ETA. Quizá por eso es posible banalizar aquello para los más jóvenes. Ojalá no tengan que vivir algo parecido, y averiguar de esa forma si podrían sobrellevarlo.

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–Cuando se ve la preponderancia de Bildu en el País Vasco, ¿qué sensación tiene Lorenzo Silva?

–Ahí no soy nada apocalíptico. Bildu persigue hoy por medios políticos el mismo objetivo que ETA buscaba mediante el amedrentamiento de toda la sociedad vasca, y de rebote el conjunto de la española. De eso se trataba, justamente: de que lo postulen en parlamentos y en campañas electorales, y acepten ser oposición si están en minoría o pactar con otros si no pueden (que es muy difícil que puedan) gobernar por sí solos. Es estupendo que hayan abandonado la idea de que su proyecto se podía forzar con tiros en la nuca, aunque no hayan sabido llegar ahí por propio convencimiento, sino porque la Guardia Civil les detuvo y desarmó.

–En esta entrega noto aún más preocupación por la legalidad que en las anteriores.

–En cierto modo 'El mal de Corcira' es dos novelas en una: una investigación actual y el recuerdo de la forja de Bevilacqua como investigador en la lucha antiterrorista. En esta suerte de Bildungsroman, o novela de formación, creo que entendemos como nunca por qué Bevilacqua mantiene ese apego a las formas legales. La lucha contra ETA fracasó cuando se intentó fuera de los cauces de la ley y condujo al éxito y la aniquilación de la organización criminal cuando se sujetó a las exigencias del Estado de derecho, conforme al que fueron a la postre detenidos y enjuiciados sus jefes y militantes.

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–¿Por qué decide darle un descanso a Virginia Chamorro?

–Es un descanso muy sui géneris, porque no deja de estar ahí, mientras no está, y porque cuando vuelve asume tareas principales de la investigación. Pero sobre todo porque el ejercicio confesional respecto de los propios demonios necesita un interlocutor, una especie de intermediario entre Bevilacqua y el lector, y ese intermediario no puede ser otro que ella.

–Otra frase interesante: «Ya no confiesa nadie. Eso era de cuando se creía en la culpa».

–Es verdad. Nadie ha hecho nunca nada. Siempre es culpa de otro, que me lió, me manipuló, o no me hizo entender que estaba mal lo que yo hacía. Nos hemos convertido en una sociedad siempre provista de excusas para salvar la propia responsabilidad y endosarle el muerto a otro. Así nos va.

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–Las pruebas a las que son sometidos los aspirantes a trabajar contra ETA son peculiares...

–Son pruebas reales a las que los sometían. Se trataba de ver la capacidad de improvisar y de salir airosos en situaciones comprometidas, por supuesto sin echar mano nunca de su condición de guardias civiles, porque eso arruina una operación encubierta. Lo de pedir condones en una farmacia puede parecer inocente, pero hace treinta años, y cuando la que los pedía era una chica de dieciocho o diecinueve años a la que se le obligaba a hacer todo tipo de precisiones embarazosas, era bastante útil para saber si iba a tener la soltura necesaria para manejarse en cualquier situación.

–Le gustan mucho las islas para situar sus historias y esta región tiene algo de aislamiento. ¿No le tienta una aventura por tierras astures?

–Es verdad que el espacio insular genera unos códigos propios que siempre resultan atractivos. No me cabe duda de que podría encontrar en tierras astures un desafío que pudiera dar pie a una novela —de hecho, la crónica negra real del Principado registra algún caso reciente y notorio que hizo necesaria la intervención de la UCO— pero por el momento ya ha pasado por allí en uno de los relatos que se reúnen en el libro 'Tantos lobos', en concreto el titulado 'Antes de los dieciséis', que por cierto puede leerse gratis en mi página web.

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