Lolo, un apellido de éxito
Referentes. Las hermanas Sara y Elena, muy sensibilizadas con la pandemia, compatibilizan su trayectoria deportiva en el Telecable con su actividad profesional
Fran Gayo
Jueves, 4 de febrero 2021, 21:24
Pese a que su primer apellido sea González, a Sara (1992) y Elena (1995), jugadoras de club por excelencia, de una especie ... en extinción y que personifican mejor que nadie, o casi nadie, el escudo del Telecable Hockey Club, se les conoce, deportivamente por el materno: Lolo. Vinculadas al stick y a los patines desde la niñez, no es casualidad que la entrega, la capacidad y el esfuerzo de ambas hayan sido reconocidos con numerosos títulos deportivos con su equipo de toda la vida y también con la Selección Española.
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Sara y Elena atesoran un palmarés envidiable y el deporte asturiano mira, en muchas ocasiones, al hockey sobre patines femenino. Pero este camina todavía alejado del profesionalismo real. Por eso, dos referentes como ellas de la disciplina del stick se ven obligadas a compatibilizar el deporte de alta competición con la actividad laboral.
La mayor de las Lolo, médica de carrera, aunque todavía no ha hecho el examen MIR, como empleada en un centro médico especializado en reconocimientos y certificados. La menor, con estudios de laboratorio y diagnóstico clínico, se desempeña como técnica en un laboratorio de minas, donde se analiza la composición de la tierra.
Pese a su formación médica, Sara no lucha, a día de hoy, desde la primera línea de batalla contra el covid-19, pero sí que conoce, y de primera mano, los estragos que la pandemia está provocando entre compañeras y amigas suyas trabajadoras en el sistema sanitario: «Me preocupa mucho, sobre todo por la gran carga que está teniendo todo el personal sanitario. Ya llevamos muchos meses y, cada vez que viene una ola, empeora la situación, con mucha sobrecarga de trabajo y el correspondiente agotamiento físico y mental», explica.
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Elena, desde su lugar, también observa con inquietud la situación que nos rodea. «Al principio lo veíamos más lejano, porque apenas conocías a gente que lo hubiera pasado, pero ahora la cosa está muy fea», dice la guardameta del Telecable.
En la OK Liga, al ser considerada una categoría profesional, no hay obligación de entrenar y jugar con mascarillas. Todo un alivio teniendo en cuenta la gran demanda física que exige el hockey sobre patines. «Nos ahogaríamos si tuviéramos que jugar con ellas», afirma Sara. Pero sí que la nueva normalidad ha venido acompañada de medidas restrictivas y de prevención. «Hay que cumplir muchas indicaciones y se hace complicado, pero es lo que hay», añade Elena.
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La rutina no solo se ha visto afectada sobre la pista. También fuera de ella. Ya no hay lugar para compartir momentos, para juntarse a tomar un café como solían hacer... Elena echa de menos la 'liturgia' de cada partido, la comida de las jugadoras en casa de su madre o el 'tercer tiempo' tras los partidos. Pero es optimista: «Tenemos que ser fuertes ya que parece que se ve el final de la pandemia. En algún momento volverá la vida que teníamos antes».
Pese a los cambios provocados por la covid, no se ha acabado con una de las esencias de esta disciplina deportiva –«si se pretende quitar el contacto vale más no jugar, se desnaturalizaría el deporte en sí», hace hincapié Elena–. Pero las gradas se han quedado sin aficionados –«los pabellones vacíos han hecho que los partidos parezcan simples entrenamientos»–. Y las jugadoras han sufrido en sus carnes varios confinamientos, tras los cuales, curiosamente, han saldado sus compromisos con derrotas. «Sabíamos que en esta temporada sería muy importante la capacidad de adaptación. Estar diez días en casa parados antes de un partido importante te perjudica», sentencia Sara.
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La mayor de la saga, de 28 años, siempre ha sido una persona muy comprometida en la lucha por la igualdad en el deporte. Sin embargo, no ve que la pandemia haya afectado negativamente al deporte femenino en este aspecto: «No percibo que haya empeorado mucho la situación. Si acaso, es un tema que impide el crecimiento, continuar desarrollando iniciativas o permitir más visibilidad. En todas esas cosas en las que se venía trabajando muy bien y se había ganando terreno para el deporte femenino, ahora se puede estar dando un pasito atrás».
Las hermanas Lolo llevan jugando juntas doce años. Se conocen al detalle. «En la pista nos entendemos a la perfección. Nos cuesta muy poco comunicarnos. Al ser ella portera, lógicamente, no hay tanta interacción como si fuéramos dos jugadoras de campo, pero sí que funcionamos muy bien juntas», asegura Sara. Pese a todo, Elena sigue sorprendiéndose de vez en cuanto con su hermana: «La mayor parte del tiempo sí que me espero todo lo que va a hacer, porque conozco su juego, pero de vez en cuando aún me sorprende con algún movimiento o alguna reacción».
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Tanto Sara como Elena encaran ahora una fase importante de la temporada. En la que se ganan los títulos. «Ahora vamos a Manlleu con la máxima ilusión y con muchas ganas de competir bien. Queremos ganar para compensar las dos derrotas en casa», asegura Sara. Su hermana Elena, desde la portería, hace hincapié en que «tengo muchas ganas de que llegue la parte intensa de la temporada, con este sistema de competición que va de menos a más».
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