El Langreo muere en la orilla

El Langreo mereció más ante el Real Murcia en un partido en el que acabó cayendo derrotado por 2-1. Los asturianos, muy disciplinados, complicaron las cosas a un conjunto grana al que le costó romper las dos líneas que dispuso José Antonio Redondo.

Mejor plantado de inicio, el Langreo planteó un partido muy físico ante un Murcia previsible. Los intentos de Arturo y Armando eran estériles, mientras en los asturianos Nacho Méndez avituallaba de balones a un Robert muy bullicioso. Guille Méndez, muy rápido por banda derecha, conseguía poner en evidencia a Víctor Ruiz y también servía de balones al área local. Los granas estaban atascados y apenas conseguían llegar. Los minutos pasaban y los aficionados se impacientaban con un equipo que daba síntomas de impotencia ante un conjunto muy correcto y con las ideas muy claras que complicaba el partido a los de José Manuel Aira que no conseguía cambiar la dinámica del encuentro.

Así, el Langreo marcaría el 0-1 en el minuto veintiuno cuando, un balón que la zaga grana no consiguió despejar, lo controló Robert dentro del área pequeña. De disparo fuerte y después de dar en el larguero, el cuero se alojó en las mallas de la portería local. El gol dio paso a un nuevo panorama. Los locales intentaban imprimir rapidez a su juego, pero las imprecisiones comenzaron aparecer y eso le venía bien a los de José Antonio Redondo. El partido se había trasformado, pues los granas lo intentaban y los langreanos defendían intentando matar el partido a la contra. El Real Murcia conseguía el empate en una jugada por la derecha en el minuto 35. Jairo, en posición más que dudosa, recibió un balón de Armando y, por bajo y sin oposición, batió a Adrián. El gol puso en ebullición a los granas, que intentaron de nuevo marcar en un disparo de Arturo que se estrellaba en el poste. Ortiz, dos minutos más tarde, llevó de nuevo el miedo a los aficionados del Murcia, con un balón que detuvo Iván Crespo.

En la reanudación, el Murcia volvía a madurar poco a poco el partido, mientras que los de Asturias intentaban ponerse por delante en una contra. A los granas les faltaban ideas y José Manuel Aira intentó dotarlo de mas mordiente moviendo el banquillo. El Langreo buscaba el buen hacer de Ortiz. En el minuto cuarenta y ocho, el killer de los visitantes se llevaba un balón largo entre los dos centrales granas, no consiguiendo enviar su disparo entre los tres palos. Arturo pudo hacer el segundo tanto en el cincuenta y siete, controlando un esférico en la central, pero su disparo sin dejarla botar salió alto.

El juego se volvía más intenso. El Murcia quería la victoria y comenzó a llegar más claramente. Ante eso, el equipo de Redondo defendía cada vez más atrás. El Murcia dominaba hasta la línea de tres cuartos y los langreanos se dejaron llevar los últimos minutos, con varios jugadores andando y sin presionar. El encuentro se volvió un monólogo de los murcianistas, pero con un juego deslavazado y sin precisión. Pero tanto ronda el cántaro la fuente que al final se rompe. Corría el minuto dos de descuento cuando el Murcia lanzó un centro desde la izquierda y Carlos Álvarez, que había entrado en la segunda parte, marcó de cabeza. El Langreo, físicamente muy tocado, perdía un encuentro en el que había merecido más.