España divierte al Tartiere
El asturiano Santi Cazorla fue de los más ovacionados junto a Iniesta e Íker Casillas
DANI BUSTO
Domingo, 6 de septiembre 2015, 00:25
«No sé dónde vamos a dormir esta noche, pero lo que sí es seguro es que vamos a ver a la selección», aseguraba una joven, con acento gallego, mientras caminaba por los aledaños del Carlos Tartiere. Ella lo tenía claro. Tan seguro como los 20.000 espectadores que arroparon ayer a 'La Roja' en el trascendental partido ante Eslovaquia.
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Los de Vicente del Bosque sintieron el cariño de la afición asturiana desde su llegada, el sábado, al Principado. El clímax se alcanzó ayer, durante el partido. Pero ya dos horas antes del comienzo del encuentro, las calles de Oviedo reflejaban un buen ambiente, sobre todo en las inmediaciones del estadio carbayón.
Poco a poco, las gradas se llenaban de color. Mientras tanto, fuera, varios seguidores disfrazados de toreros entretienen al respetable a base de capotazos. Siete hinchas eslovacos, asomados desde arriba por uno de los laterales del estadio, no daban crédito a lo que veían, pero les jaleaban igualmente.
Dentro, en las gradas ya se escucha el murmullo de los aficionados que han entrado. Uno de ellos se viene arriba cuando suena el 'Thunderstruck' de AC/DC por megafonía. Hay ganas de fútbol.
Por fin sale España a calentar y recibe la primera ovación de gala. La segunda, tras retirarse a vestuarios, y la tercera cuando saltan ya para comenzar a jugar. «¡España! ¡España! ¡España!», se canta en todo el campo. Con las alineaciones, suena el estruendo. Casillas es de los más ovacionados, al igual que Iniesta. Y, entre medias, los aficionados ya han completado las primeras olas.
Con el himno español, se canta, por su puesto, el 'protocolario' «Lo lo lo lolo ló», y después, el balón echa a rodar. El ambiente es muy bueno y el tempranero gol de Jordi Alba ayuda a no enfriarlo. La afición se mantiene enchufada en el partido. Cuando Piqué toca sus primeros balones suena algún silbido, pero también aplausos. El público quiere fútbol.
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¡Penalti a Costa! La gente lo reclama y salta de sus asientos. Marca Iniesta desde los once metros y su nombre suena coreado por todo el estadio. Otra ola. Es lo mejor para combatir el frío, que se deja notar en las piernas. Casillas, con una buena intervención, se gana los aplausos y también es jaleado por el público.
Tras el descanso, y los bocadillos, el partido mantiene la misma tónica. España domina el balón y la afición disfruta en la grada. Se suceden los «¡uys!» y algunas manos a la cabeza.
Hay más silbidos para Piqué, que tendrá que cargar con ello durante una buena temporada. Del Bosque mueve el banquillo y el primero en salir es Cazorla. El público lo estaba esperando. La ovación es tremenda, casi parece que el asturiano acabase de marcar el tercer tanto.
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Minutos después, cuando se retira Iniesta, el hombre que anotó el gol mundialista más importante de la selección, la grada se pone en pie. Es tarde-noche cargada de ovaciones y el manchego se lleva una de las grandes. El final del partido llega sin sobresaltos. Los espectadores, en pie, aplauden a los jugadores españoles, que han controlado el encuentro y han cumplido con lo esperado por la grada. «Papá, yo quiero volver a ver España. Vamos dónde sea», pide un niño a su padre ya de camino a casa. Una victoria más y un paso importante para confirmar la clasificación a la próxima Eurocopa. Asturias trae suerte a 'La Roja'.
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