«Aprendí que la vida era mucho más»

APelayo Novo la vida le cambió para siempre en décimas de segundo. El 31 de marzo de 2018, el entonces jugador del Albacete, se precipitó desde la tercera planta del hotel de concentración, antes del partido frente al Huesca. Fue ingresado en el Hospital de Zaragoza donde pasó mes y medio hasta que fue trasladado al Hospital de Parapléjicos de Toledo en el que continuó con su recuperación. Y justo allí, lejos de derrumbarse, encontró su nuevo estímulo. Casi cuatro años después lo ha logrado. Se ha proclamado campeón de Asturias de tenis adaptado en silla de ruedas al imponerse en la final a Eduardo Llano por 6-4 y 6-3 en un encuentro que él mismo definió como «muy disputado». Sin embargo, la mayor victoria ha sido el camino recorrido para llegar hasta aquí. «No ha sido fácil. Después de lo ocurrido, todo ha cambiado pero he aprendido muchas cosas. Entre otras, a valorar más todo. Siempre he sido una persona racional pero ahora me dejo llevar más por los sentimientos. Valoro cada detalle», indicó.

Actualmente, el ex del Real Oviedo tiene que alternar las muletas con la silla ya que no tiene sensibilidad en los pies como consecuencia del impacto. Aun así, esto no le frena en sus ambiciones y ya se fija nuevos objetivos: conseguir entrar en el Campeonato de España. Para ello, tendrá que continuar avanzando posiciones en el ránking. De momento, es el número 16, pero el acceso se restringe a los 12 primeros. Un objetivo que considera «factible», aunque tampoco le obsesiona. «Los resultados llegan como consecuencia de que lo cojo con ganas y de que me gusta lo que hago. Eso es lo primordial. Tengo el estímulo de progresar porque me lo paso muy bien», razona.

Desde su punta de vista, el deporte es «básico» para todas aquellas personas que tengan cualquier tipo de minusvalía. Y entre todos los efectos positivos, incide en uno. «Nos obliga a salir de casa. Esto permite que la gente no se encierre entre las cuatro paredes de su habitación. Hay vida fuera y tenemos el derecho y la obligación de vivirla como hacen los demás», argumenta Novo.

Añade en la necesidad de tener una rutina, que a día de hoy, se la proporciona el tenis en silla. A la semana entrena un total de seis horas, repartido en tres días. Eso sí, quiere incrementar el número de entrenamientos a un cuarto día para continuar mejorando. Además, también tiene varias horas de gimnasio, «aunque cumplir con estas me cuesta un poco más», bromea.

Cuando abandonó el Centro de Parapléjicos de Toledo, se encontró con una nueva dificultad. Allí, tenía todas las facilidades para practicar deporte, pero al llegar a Asturias, era él quien tenía que conseguir un sitio en el que conseguir practicando este deporte «al que le debo tanto». En las instalaciones del Parque del Oeste aparecieron dos compañeros que le ayudaron mucho y con los que tuvo química desde el primer momento. Pero este ejercicio de superación habría sido imposible sin su pareja. «Iciar siempre fue un apoyo fundamental en el proceso de volver a competir. Al final, es lo que he hecho toda mi vida y me encantar poder continuar haciéndolo, aunque sea en un escenario tan distinto al que me habría imaginado antes del accidente», señala. De hecho, cada vez se inscribe a más torneos, también porque necesita acumular puntos para poder estar entre los 12 primeros.

Antes de haber sufrido esa caída, sus única experiencias con la raqueta habían sido en el pádel, nunca en una cancha de tenis. Sin embargo, pronto ha comenzado a dominar las empuñaduras y a reducir los errores, aunque bromea con que «los primeros golpeos se parecían más a los despejes que hacía jugando al fútbol». A esto se añade la complejidad de manejar con fluidez la silla para que la pelota solo bote una vez, porque con la excepción del doble bote en las dejadas, el resto de normas son iguales.

Su mentalidad positiva también se refleja para hablar de su otra gran pasión, el Real Oviedo, club que defendió durante tres temporadas en 2B, marcando 14 goles, siete de ellos en la última. Y para este año, realiza el mejor de los pronósticos. «Jugaremos el 'play off'. Creo que este año el cuadro carbayón tiene una plantilla muy equilibrada y, en algún momento, encadenaremos tres o cuatro victorias consecutivas que nos permitan escuchar rugir al Carlos Tartiere en una promoción», comenta. Y de producirse, una de esas gargantas será la suya, porque siempre que puede, acude a animar al equipo que le vio crecer.