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De izquierda a derecha, Susana Peregrina, María Luz Sánchez, Nieves Roqueñí, Ana Fernández y Silvia López.

«Es verdad que te encuentras con actitudes machistas, pero no hay que callarse»»

Una mesa redonda sobre industria y mujer abre en Avilés los actos del 8 de marzo y anima a las adolescentes a fijarse en un sector «con buenos sueldos y condiciones»

Martes, 5 de marzo 2024, 01:00

Cuatro mujeres con currículum impresionantes y en puestos de dirección de grandes empresas aseguraron ayer que estudiaron lo que quisieron, que nunca se sintieron discriminadas ni en la universidad ni en la vida profesional y afirmaron no conocer la brecha salarial de género en sus entornos laborales. Sin embargo conforme avanzó la conversación, Ana Fernández Iglesias, directora de Minería Sostenible de ArcelorMittal; Nieves Roqueñí, consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico; María Luz Sánchez Galán, directora de la biofábrica de ENCE, y Susana Peregrina, coordinadora de PLATEA (Plataforma tecnológica de Acero Española), además de demostrar que son mujeres decididas y fuertes, reconocieron algunos escenarios y limitaciones que son contra los que pretenden luchar jornadas como la de ayer, la mesa redonda sobre mujer e industria, en la Casa de la Cultura, el primero de los actos organizados por el 8 de marzo.

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Gimena Llamedo, vicepresidenta del Gobierno de Asturias, inauguró el diálogo junto a la alcaldesa Mariví Monteserín, que defendió los avances que ha significado la Ley de Igualdad y aplaudió la celebración de esta jornada en «una ciudad industrial, donde cada vez hay más presencia de tecnólogas y de mujeres en el mundo de la industria, aunque esto sea poco conocido».

Ni María Luz Sánchez ni Nieves Roqueñí sufrieron ninguna discriminación y tanto la segunda como Susana Peregrina reconocieron haber llegado hasta donde están con «mucha naturalidad». Nieves Roqueñí, ingeniera de Minas y profesora universitaria antes que consejera, puso el acento en la calidad de vida que ofrecen estos puestos de trabajo. «Son empleos de calidad y con buenos sueldos, compatibles con una vida familiar plena» porque, como aseguró, ella sintió que tuvo que demostrar el doble cada vez que se reincorporó al trabajo tras cada uno de sus tres embarazos y demostrar que tener hijos no era una carga a la hora de tener reuniones. Pero, en su caso, «he llegado hasta aquí con mucha naturalidad. No sé decir que no, sigo subiéndome a todos los trenes», reconoció también.

En la misma línea, Susana Peregrina señaló que «también ha sido muy natural, no tengo la sensación de estar aquí por peleona, que lo soy, o por haberle quitado el puesto a otra persona».

«Trabajar fuerte»

Tampoco sintió ninguna discriminación en su trabajo María Luz Sánchez «y empecé hace 23 años en ambiente muy masculinizado. Si trabajas bien y sobre todo en equipo, no tienes ningún problema. Lo mejor para conseguir igualdad es trabajar fuerte. Tenemos que conseguir que las carreras técnicas sean atractivas. Hoy en día cualquier persona puede desempeñar cualquier función», que, no obstante, confesó no solo haberse adaptado a esa imagen masculina a la hora de ir a trabajar sino haber vivido alguna situación machista ante la que recomendó «no os calléis, tolerancia cero».

Fue Ana Fernández Iglesias la que primero identificó el lastre que suponen los sesgos «que están en el subconsciente y nos limitan», en referencia a la autoexigencia de las mujeres, e, independientemente de la mejora que ha supuesto la Ley de Igualdad, reconoció que ella de lo único que se arrepiente es de haber retrasado su maternidad y ahora no se plantea cambiar de trabajo (lo que no deja de ser una limitación) porque valora otras condiciones.

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